La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 853
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Capítulo 853:
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Su madre, también oficial del ejército, dijo con ansiedad: «Minna, por favor, no te comportes así. ¡Kenny no es el tipo de hombre que te abandonaría fácilmente!».
Levantó la voz mientras se volvía hacia Kenny, con el rostro desencajado por la furia. «¡Kenny, mira lo que le has hecho a mi hija! ¿De verdad estás dispuesto a llegar tan lejos solo para irte con esa mujer?».
Rosanna no soltó la mano de Kenny ni un instante. Sus ojos estaban fijos en los de él, firmes, imperturbables. «Si cedes ahora, pasarás el resto de tu vida cediendo. Nunca podrás vivir como quieres. Kenny, están intentando controlarte. No les dejes ganar. Si realmente quieren morir, déjalos. ¡Vámonos!».
Sin decir una palabra más, Rosanna agarró la mano de Kenny y se marchó con él.
No miraron atrás ni una sola vez. En cuestión de segundos, desaparecieron por completo del vestíbulo.
Detrás de ellos, la sala se sumió en el caos.
«¡Ah!», gritó Minna con un grito desgarrador, impulsada por el dolor, y se clavó el cristal aún más en la piel. Antes de que pudiera seguir, varios soldados entraron corriendo y le arrancaron el fragmento de la mano.
Minna miró a su alrededor, a los ojos que la observaban: algunos compasivos, otros burlones y otros indiferentes. La mirada de Brenna parecía decir: «Tú te lo has buscado».
En ese momento, Minna se sintió como si no fuera más que una broma.
Al segundo siguiente, se desmayó.
El padre de Minna se apresuró a cogerla antes de que cayera al suelo, gritando su nombre con pánico.
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Su madre, temblando de rabia, se volvió hacia Elsa y la abofeteó con todas sus fuerzas. «¡Todo esto es culpa tuya!».
Elsa se llevó la mano a la mejilla, atónita. Este se había convertido en el día más humillante de su vida. Había pasado toda su carrera en el escenario, ganándose el respeto y la admiración de todos. Y ahora, sus dos hijos le habían dado la espalda.
Su hijo mayor siempre había sido obediente, pero hoy la había desafiado delante de todos. La furia creció dentro de ella. La cabeza comenzó a latirle con fuerza y la visión se le nubló.
Mientras tanto, Emmett mantuvo la compostura, llamó a Kenny y le exigió que regresara inmediatamente.
Ethan se dio cuenta de que Elsa se había quedado pálida y se apresuró a sostenerla. «Mamá, tienes que calmarte».
«¿Cómo voy a calmarme ahora?», exclamó Elsa justo antes de que las rodillas le fallaran. Entonces, se desmayó.
Al observar el evidente malestar de Elsa, Brenna se acercó y le masajeó suavemente algunos puntos de presión en la cabeza y el cuello.
Elsa, apoyándose en Ethan para sostenerse, recuperó lentamente la compostura. Dadas las circunstancias, era evidente que no se podía continuar con la fiesta de compromiso. Con Kenny marchado y Minna trasladada al hospital, los invitados consideraron que lo mejor era irse. Así que los invitados de Ethan comenzaron a marcharse discretamente, uno tras otro. Mientras tanto, los invitados de Emmett se quedaron atrás, ofreciendo palabras de consuelo a Emmett y Vincent.
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