La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 823
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Capítulo 823:
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«¿Te gusta lo que ves?», preguntó Ethan, tirando de la manta para mostrar más de su cuerpo. «Fíjate en mi cintura y mis piernas».
«Eres tan coqueto…», Brenna salió de su ensimismamiento, dándose cuenta de que se había quedado boquiabierta, y salió rápidamente de la habitación con el termo.
Ethan soltó una risita y se dirigió al baño. Veinte minutos más tarde, salió de su habitación, elegantemente vestido con un traje negro.
«¿Me has hecho sopa?», preguntó Ethan.
Brenna estaba concentrada en su teléfono y, cuando levantó la vista y vio a Ethan completamente vestido, echó de menos verlo sin camiseta. Realmente estaba increíble sin ropa.
—Sí —respondió Brenna mientras abría el termo y servía sopa en un tazón para él y otro para ella. De otro compartimento, sacó sándwiches y huevos cocidos—. Toma primero un poco de sopa. Te ayudará con el dolor de cabeza.
Ethan asintió. —Gracias por cuidarme anoche. Debió de ser una molestia para ti.
Naturalmente, supuso que había sido Brenna quien le había ayudado a desvestirse. La idea de que ella hubiera visto su cuerpo le producía una extraña sensación de placer. Aun así, no entendía cómo había podido dormir tan profundamente. ¿La había besado en su embriaguez? Ojalá lo hubiera hecho.
Empezó a desear haber instalado cámaras en su habitación solo para poder reproducir ese momento y ver cómo ella le desvestía. Estaría encantado de volver a pasar por todo aquello si eso significaba que Brenna sería quien le quitara la ropa.
—No fue nada —respondió Brenna con ligereza, restándole importancia.
Justo cuando terminaban de desayunar, el teléfono de Ethan sonó de repente. Echó un vistazo a la pantalla y vio el nombre de Jayceon. Sin pensarlo dos veces, rechazó la llamada.
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Unos instantes después, recibió un mensaje de Jayceon.
«Tengo un documento que hay que revisar. ¿Me ayudas?».
Ethan respondió: «¡Tienes la pierna lesionada, no las manos ni la cabeza!».
Jayceon respondió: «Es cierto, pero mi cerebro no funciona bien ahora mismo».
Aunque la mesa del comedor era lo suficientemente espaciosa como para acomodar a una docena de invitados, Ethan eligió deliberadamente el asiento más cercano a Brenna. Con movimientos cuidadosos, tomó el plato de sopa y removió el caldo lentamente, saboreando el momento.
Tener a Brenna en su casa le hacía sentir mejor que cenar en la de ella. Se encontró deseando que aquello se convirtiera en algo habitual.
Ahora, si tan solo se le ocurriera una excusa creíble para invitarla más a menudo.
Pero por el momento no se le ocurría nada.
El repentino zumbido de su teléfono interrumpió sus pensamientos. Echó un vistazo a la pantalla y vio que era otro mensaje de Jayceon, este más impaciente que el anterior.
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