La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 770
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Capítulo 770:
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Greta llevaba un rato mirando esas latas de café. Sabía que Brenna siempre tomaba esta marca de café y, antes de que se mudaran a la sede del Grupo Mitchell, Brenna le había entregado personalmente estos granos a Ethan.
Consideró que era una oportunidad única para acercarse a Ethan.
—¡Lorna! —la llamó Greta en voz baja, apretando un documento mientras se acercaba con una cálida sonrisa—. Voy a la planta superior. Déjame llevarte eso, no hace falta que bajes.
Lorna echó un vistazo a la bolsa. Tenía mucho que preparar para la reunión de Brenna con el cliente y le apremiaba el tiempo.
—Gracias, me ayudas mucho —dijo, entregándole la bolsa a Greta.
Greta la cogió con un gesto casual. —De nada.
Al no ver ningún indicio de sospecha en Lorna, se dirigió directamente al ascensor.
Una vez dentro, levantó cada lata, recorriendo su superficie con los dedos y saboreando el momento. Saber que Ethan pronto las tocaría la hacía sentir como si compartieran una conexión íntima. La idea la emocionaba.
Pronto llegó a la última planta y salió al encontrar al equipo de secretarias ya ocupadas en sus escritorios.
Solo conocía a Neville, Rex y Alani, pero Neville y Rex no estaban allí.
Alani estaba sentada en el escritorio más alejado, absorta en su trabajo.
Greta se acercó. —Alani, ¿está el Sr. Mitchell?
Levantó ligeramente la bolsa. —Brenna me ha pedido que le entregue personalmente estos granos de café.
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Alani miró la bolsa y esbozó una sonrisa cortés, aunque le pareció extraño. Normalmente, todo lo que venía del equipo de Brenna iba al departamento de secretaría, no directamente a Ethan. Y menos aún granos de café, Ethan no los molía él mismo. Si Brenna enviaba granos, se los daba a ella, que era quien solía preparar el café para Ethan.
Aun así, Alani no preguntó nada. —El señor Mitchell está en una sucursal esta mañana y no estará en la sede. ¿Por qué no me los deja? Me aseguraré de que los reciba cuando vuelva.
A Greta se le encogió el corazón. Echó un vistazo al cuaderno de Alani, esperando encontrar alguna pista sobre la agenda de Ethan, pero no encontró nada.
—Está bien —dijo, entregándole la bolsa antes de darse la vuelta para marcharse. La oportunidad de acercarse a Ethan se le había escapado de las manos.
Qué pena.
De vuelta en su escritorio, Greta sacó su teléfono y empezó a buscar en Internet los granos de café, decidida a comprarlos y entregárselos a Ethan ella misma la próxima vez.
Probó con una búsqueda por imágenes, pero no encontró nada.
Frustrada, miró hacia la oficina de Brenna, con ganas de preguntarle de dónde eran los granos, pero sabiendo que no podía.
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