La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 760
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Capítulo 760:
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Luego lanzó una mirada fría a Denis. «Denis, para alguien tan rico como tú, con todo un harén de mujeres y una nueva entrada de dinero, no me digas que no puedes gastar unos pocos millones».
Señaló el vestido más caro. «Ese es el vestido más caro de la tienda, Denis. Alguien con tu fortuna no se lo pensaría dos veces antes de comprarlo, ¿verdad?».
Después del caos, Brenna ya no tenía ganas de comprar un vestido nuevo. Decidió elegir entre los que ya tenía en el armario, varios de los cuales eran piezas personalizadas de Ellie que solo se había puesto una vez.
Salió de la tienda y regresó a casa.
En cuanto entró, Julia la recibió con una sonrisa cortés. —Señorita Harper, los padres de Patrick ya han venido a recogerlo. Ellie le ha dejado un regalo y le ha dicho que le encantaría invitarla a cenar algún día; espera que traiga al señor Mitchell.
«De acuerdo», respondió Brenna con calma. Ellie ya la había llamado de camino a casa, así que la noticia no le sorprendió.
Brenna transfirió dieciocho mil dólares a Julia como muestra de agradecimiento por cuidar de Patrick. Aunque cuidar de Patrick era parte de su trabajo, la generosa propina dejó a Julia radiante. Era una señal de que sus esfuerzos habían sido reconocidos y apreciados.
Después de volver al trabajo, Brenna se olvidó de la prestigiosa gala benéfica. Estaba en su oficina, inmersa en la revisión de planos para varios diseños de prótesis, cuando Ethan llamó a la puerta y entró con una bolsa grande en la mano.
Sin decir nada, dejó la bolsa sobre su escritorio.
Brenna se fijó en el logotipo de la tienda estampado en la bolsa: era de la boutique donde había visto el vestido lavanda.
«¿Qué es esto?», preguntó Brenna, asomándose a la bolsa. Otra capa de envoltorio ocultaba lo que había dentro.
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«Es para la gala benéfica de esta noche. Te he encargado un vestido. Póntelo y nos vamos», dijo Ethan.
Lorna, que había visto llegar a Ethan con la bolsa, se quedó en la puerta, anticipando que Brenna necesitaría ayuda.
—Está bien —respondió Brenna con un gesto de asentimiento.
En cuanto Brenna accedió, Lorna entró, cogió la bolsa y la siguió al cuarto de baño contiguo.
—¡Oh, este vestido es precioso! ¿Son diamantes de verdad? —Lorna soltó un grito ahogado cuando sus ojos se posaron en el vestido lavanda. Con mucho cuidado, lo sacó de la bolsa, manipulando la tela como si pudiera romperse o mancharse al menor contacto.
Al ver el vestido, Brenna se dio cuenta de que era el que había visto y le había gustado tanto ese día en la tienda, hecho a medida para ella por Ethan.
Se lo probó y se sintió encantada. Lorna guardó su ropa en la bolsa y la siguió fuera.
—Señor Mitchell, este vestido es precioso. Brenna está impresionante con él —dijo Lorna con una sonrisa.
Los ojos de Ethan se iluminaron al ver a Brenna con el vestido. «Es absolutamente perfecto. No podría sentarle mejor».
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