La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 741
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Capítulo 741:
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Al examinar los platos que Greta había tocado, Ethan perdió el apetito.
Se levantó y se dirigió de nuevo a la fila para coger una bandeja con platos sin tocar.
Luego le dijo a Brenna: «Brenna, ven aquí y únete a mí».
A simple vista, los empleados parecían absortos en sus almuerzos y en charlas triviales, dando la impresión de que no prestaban atención a Ethan y Brenna. Pero, en realidad, la rara aparición de Ethan en la cafetería, y nada menos que con su novia, era algo que no pasaba desapercibido.
A lo largo de la historia de la empresa, las apariciones de Ethan en el comedor del personal habían sido muy esporádicas. Para la mayoría de los empleados junior y de nivel medio, era una figura distante a la que solo podían ver una o dos veces al año. Así que cuando Ethan cambió de mesa con Brenna, todo el mundo se dio cuenta.
En su mesa, Greta no podía quitarse de la cabeza la sensación de que mucha gente la miraba, se burlaba de ella y cotilleaba sobre ella.
Apretando los dedos alrededor del tenedor, miró los doce platos que tenía delante, sin saber qué hacer.
Levantarse para unirse a Ethan y Brenna podría valerle un rechazo público por parte de Ethan. Quedarse atrás podría significar admitir que él no la apreciaba.
Realmente no sabía qué hacer.
Al final, se quedó donde estaba, pensando que era mejor que arriesgarse a que Ethan la rechazara en público.
Aunque muchos de sus compañeros, especialmente los de ingeniería, la conocían, nadie se atrevió a sentarse con ella.
Mientras Greta echaba un vistazo a la cafetería con la mirada baja, respiró aliviada. Se dio cuenta de que nadie parecía fijarse en lo que hacía, todos estaban concentrados en su comida.
Después del trabajo, Brenna recibió una llamada de Jordy.
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A las siete de la tarde, estaba sentada en un comedor privado con una mesa circular con capacidad para veinte personas.
A pesar del espacio, solo se habían reunido cuatro personas: Brenna, Jordy, Denis e Isabella. La mesa estaba adornada con platos lujosos, cada porción pequeña pero muy bien presentada.
Reclinándose ligeramente en su asiento, Brenna arqueó una ceja con satisfacción. —La comida tiene buena pinta. Entonces… ¿eso significa que has aceptado mis condiciones?
Denis se sentó frente a ella, con expresión tensa por la frustración. Durante días había agotado todas las pistas posibles, incluso había contratado a especialistas técnicos locales para intentar violar el sistema financiero de Jade. Nada había funcionado. Los fondos seguían bloqueados.
Ahora se veía obligado a considerar las condiciones de Brenna.
La idea de entregar la mitad del dinero le molestaba a Denis y a sus compañeros, pero sabían que, una vez resuelto el asunto, podrían encontrar formas de controlar cuánto recibía Brenna en realidad.
Con tono rígido, Denis finalmente habló. —Aceptamos sus condiciones, señorita Harper. Comamos.
Intercambió una mirada cómplice con Jordy. Habían planeado esta comida y fingido para que Brenna bajara la guardia y creyera que realmente estaban de acuerdo en darle la mitad del dinero.
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