La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 598
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Capítulo 598:
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Ver la ira que irradiaba Giselle le hizo sentir culpable por lo que estaba haciendo. Pero cuando Elsa le dio una patada en el pie bajo la mesa, supo que era mejor no decir la verdad.
Miró ansiosamente a Brenna, esperando en silencio que ella se diera cuenta del engaño y reconociera que él no era Ethan.
Minna se sentía más avergonzada que Kenny. Antes de llegar, no tenía ni idea de que Ethan tuviera un hermano gemelo. Cuando vio a Kenny por primera vez, lo confundió con Ethan y lo saludó con una sonrisa radiante. Mientras Elsa se alejaba para ir al baño, Minna incluso bajó la guardia y le confesó a Kenny lo que sentía por Ethan. Mencionó que ya había presentado su solicitud de jubilación del ejército y que Elsa le había conseguido un nuevo trabajo como secretaria de Ethan. Su objetivo era conocer mejor sus hábitos para poder cuidar mejor de él. Para su sorpresa, Kenny le reveló que en realidad era el hermano mayor de Ethan, un piloto de combate.
Ambos se sonrojaron de vergüenza en ese momento. Kenny pensaba que Elsa se estaba entrometiendo demasiado en los asuntos personales de Ethan.
El rostro de Minna ardió de humillación, con las mejillas de un tono rojo intenso. Kenny, igualmente nervioso, se apresuró a ofrecer una sincera disculpa.
En su corazón, Minna juró no volver a confesar nunca sus sentimientos a Ethan. Al mismo tiempo, un nudo de ansiedad se le formó en el estómago al pensar que Kenny podría contarle a Ethan lo que había pasado. Le pidió a Kenny que lo mantuviera en secreto, y él asintió con la cabeza.
Ahora, mientras Kenny observaba el comportamiento sereno de Brenna, se dio cuenta de que, cuando ella entró y se sentó, le había lanzado una sola mirada antes de ignorarlo por completo. No sabía si estaba molesta o no.
Por su expresión, sospechaba que ya se había dado cuenta de que él no era Ethan y, curiosamente, esa idea lo tranquilizó. Sin saber cómo solía interactuar Ethan con Brenna, Kenny decidió ir sobre seguro. Apretó los labios y se sentó derecho, permaneciendo en silencio.
Elsa, sin embargo, no estaba nada contenta con el comportamiento de Kenny. Le dio una palmadita sutil en la pierna y le susurró: «Relájate un poco. Ethan siempre se comporta como si lo tuviera todo bajo control».
Kenny miró a Elsa y luego, discretamente, a Brenna y Giselle. La expresión de Brenna seguía impasible, lejos de alguien enamorado; parecía más bien una observadora distante. En cuanto a Giselle, parecía a punto de estallar de ira.
Kenny sentía como si estuviera cruzando una línea moral; romper con la novia de Ethan en su nombre simplemente no le parecía bien. Si Brenna y Giselle pudieran ver a través de la farsa, sería un alivio.
—Mamá, no puedo sentarme así —le susurró Kenny a Elsa.
Giselle creía que Elsa y «Ethan» estaban susurrando porque se burlaban de ella. Se enfureció, convencida de que los Mitchell la menospreciaban por su origen militar.
Al darse cuenta de que Elsa y Kenny estaban susurrando, Brenna decidió divertirse un poco. Se inclinó hacia Giselle y le murmuró: «Ese es Kenny, no Ethan. Ethan está herido y no puede estar aquí; todavía está en Plieca».
La reacción de Giselle fue algo teatral, con movimientos exagerados, aunque su voz siguió siendo baja. Aun así, no pudo ocultar su sorpresa. «¿En serio?».
La mirada fría de Brenna se fijó en Kenny. Podía ver que su comportamiento era muy diferente al de Ethan.
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