La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 579
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 579:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Ethan agradeció en silencio su previsión. Había insistido en instalar puertas de salida de incendios en todas las plantas, una decisión que ahora resultaba invaluable, ya que impedía que el fuego se propagara por las escaleras y devorara todo el edificio.
Brenna se zafó del agarre de Ethan, con los pulmones ardiendo por el humo espeso y acre que los envolvía. La moqueta aún humeaba en algunos puntos y las llamas se extendían hambrientas hacia ellos, proyectando sombras salvajes en las paredes. Arriba, el techo escupía una lluvia de escombros en llamas, cada uno de ellos un recordatorio del peligro que los rodeaba. La urgencia era palpable; quedarse un momento más podía costarles la vida.
Ethan se quitó la toalla húmeda de la cara para hablar, con los ojos muy abiertos por la confusión.
—¿Qué pasa?
La voz de Brenna era ronca, y la desesperación se reflejaba en sus palabras.
—¡Thiago y los demás… siguen en sus habitaciones!
Ethan intentó razonar con ella, con voz urgente.
—¡Es demasiado peligroso, Brenna! ¡No tenemos tiempo para salvarlos!
Extendió la mano para apartarla, agarrándola con fuerza.
—¡El fuego está creciendo! Si no nos vamos ahora, incluso las puertas cortafuegos se cerrarán.
Pero Brenna se zafó de su agarre una vez más y se volvió hacia el infierno sin pensarlo dos veces. Golpeó la puerta que los separaba de Thiago, mientras que en las habitaciones cercanas, Joe y Tommy estaban atrapados dentro.
El pánico se apoderó del rostro de Ethan. Sabía que, para la empresa, los empleados muertos solo significaban unos cuantos cheques de indemnización. Con el salario adecuado, los sustitutos harían cola en la puerta. Desesperado por convencer a Brenna, soltó apresuradamente lo que pensaba.
Su rostro se contorsionó de preocupación mientras intentaba alejar a Brenna del desastre que se avecinaba.
—¡Tenemos que irnos, ahora!
—¡No! —gritó Brenna, sacudiendo la cabeza con fuerza.
Si se marchaba ahora, nunca se lo perdonaría. Thiago no era solo un compañero de trabajo, era un amigo leal que había luchado a su lado en las buenas y en las malas. Y más que eso, era el hombre al que Ellie, su mejor amiga, había entregado su corazón. Si le pasaba algo allí… Ellie nunca se lo perdonaría.
Brenna golpeó furiosamente la puerta, lanzándose contra ella con todo su cuerpo en un acto de desesperación, pero permaneció firmemente cerrada.
Ethan, incapaz de disuadirla, la agarró por los hombros y la apartó.
—Esto no va a funcionar —dijo con urgencia—. Las puertas del Empire…
El Empire Hotel está reforzado, diseñado para mantener fuera a los intrusos. Necesitamos una tarjeta para entrar.
Mientras hablaba, Ethan sacó rápidamente su propia tarjeta del bolsillo y la deslizó por el escáner.
Un suave pitido indicó que había funcionado y la puerta se abrió.
Brenna se quedó mirando, momentáneamente atónita, mientras la puerta cedía ante la tarjeta de Ethan. Le sorprendió que su tarjeta pudiera abrir la habitación de otra persona, pero no era momento para hacer preguntas. Rápidamente recuperó la compostura y señaló hacia otra puerta al final del pasillo.
.
.
.