La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 545
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Capítulo 545:
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El ambiente cambió en el instante en que Ethan y Brenna entraron en la sala privada. Vieron a Elsa dentro, sentada frente a una hermosa joven vestida con un vestido beige. Las dos charlaban y reían como si fueran viejas amigas.
—¿Minna? —Ethan se quedó paralizado, indeciso entre dar un paso adelante o marcharse con Brenna.
La intuición de Brenna era muy aguda y captó la tensión que se respiraba en el ambiente. —¿Quién es ella? —preguntó, con la mirada fría.
Ethan apretó la mandíbula con frustración. Se volvió hacia Elsa, con voz baja pero claramente teñida de ira. —¿Por qué no me dijiste que habías invitado a alguien, mamá?
Ethan se encontró con la sonrisa segura de Elsa y, por un instante, la figura autoritaria de su infancia se fundió con la mujer que ahora estaba sentada frente a él.
Mientras crecía, su única ambición había sido dedicarse a las finanzas y labrarse una carrera en los negocios. Sin embargo, sus padres, firmes en su convicción, habían insistido en que siguiera la carrera militar en una academia.
Este choque de visiones definió sus años escolares, marcados por los castigos implacables de sus padres. En su mente, sus padres se erigían como severos ejecutores, cuyo férreo control alimentaba su rebeldía, lo que a menudo le acarreaba castigos agotadores: estar de pie en posición de firmes, flexiones interminables y sentadillas. Aún recordaba claramente esos momentos.
Después de graduarse en el instituto, Ethan modificó en secreto la solicitud militar que le habían preparado sus padres y consiguió una plaza en una de las mejores universidades del país para estudiar finanzas.
Sus padres estallaron de ira. Su padre le castigó y le advirtió que al año siguiente tendría que presentarse al examen para la carrera militar. Incluso le amenazó con dejar de mantenerle económicamente si estudiaba finanzas.
Impulsado por su firme determinación, Ethan se aferró a su carta de admisión, se matriculó por su cuenta y obtuvo su título de cuatro años sin un centavo de su familia. Ni siquiera había vuelto a casa durante las vacaciones. Solo en el año de su graduación comenzó a surgir una reconciliación tentativa.
Ahora, esa vieja chispa de rebeldía resurgía con fuerza. Ethan se preparó instintivamente, y su mirada hacia Elsa se volvió gélida, como si estuviera mirando a un enemigo.
Elsa, con una sutil sonrisa cómplice, le devolvió la mirada en un silencioso desafío. No había previsto que Ethan llegara con Brenna.
De pie, segura de sí misma junto a la mesa circular, tomó la mano de Minna, indicándole sutilmente sus intenciones a Ethan.
La evidente incomodidad de este no hizo más que aumentar su sensación de triunfo.
—Venid, uníos a nosotros. Minna ha hecho un hueco para estar aquí, así que haced que se sienta bienvenida. —Ignorando por completo a Brenna, Elsa empujó a Ethan para que se sentara junto a Minna.
Sin embargo, Minna se fijó en la forma íntima en que Brenna había posado la mano sobre el brazo de Ethan y se dio cuenta de que Ethan ya tenía novia. Además, su novia era increíblemente guapa, cien veces más guapa que ella.
Minna esbozó una sonrisa forzada, deseando escapar de la incómoda situación.
La expresión de Ethan se volvió más fría. Sin hacer caso a las palabras de Elsa, guió a Brenna unos pasos atrás y cerró la puerta. —Brenna, lo siento mucho. No tenía ni idea de que mi madre iba a invitar a alguien más. Vamos a comer a otro sitio.
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