La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 504
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Capítulo 504:
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Sin embargo, pasaron dos minutos y Jade se dio cuenta de que la punta solo había dejado una marca blanca en el coche de Brenna. Ni siquiera había hecho una abolladura, y mucho menos cortado el coche.
¿Cómo era posible?
La mirada de Jade se movió rápidamente entre el espejo retrovisor y el panel de control. La realidad era innegable: el vehículo de Brenna no mostraba ningún daño significativo. «¡Esto es imposible!», siseó Jade, apretando los dientes con tanta fuerza que las palabras apenas salían de su boca.
En su ira, Jade giró bruscamente el volante, intentando embargar el vehículo de Brenna y clavar la punta más profundamente en su chasis. Los dos coches ahora circulaban casi pegados.
La sonrisa triunfante de Jade se desvaneció cuando el espejo retrovisor le reveló una cruda realidad. Su púa se estaba doblando al revés, deformándose con tanta fuerza que dejó una abolladura en el chasis de su propio coche.
Un repugnante crujido metálico resonó en el habitáculo mientras la velocidad de su coche comenzaba a disminuir.
Miró a Brenna, y Brenna solo le esbozó una sonrisa burlona.
Con precisión quirúrgica, Brenna giró ligeramente, haciendo que su panel trasero chocara contra la parte delantera de Jade.
La colisión desató una cacofonía de sonidos infernales: chirridos de frenos, chirridos de metal y el crujido de la grava bajo las ruedas giratorias.
El mundo de Jade se transformó en un violento borrón mientras su coche se precipitaba sin control hacia una enorme roca al borde de la carretera.
El impacto resonó como una explosión. El coche de Jade salió volando por los aires, dando dos vueltas completas antes de estrellarse contra el suelo con el techo.
Todos los airbags se desplegaron con un silbido repentino.
A través de la neblina, Jade vio las luces traseras de Brenna alejándose y ese gesto burlón desde la ventanilla del conductor.
Cuando Jade finalmente se sacó de los restos del coche, el coche de Brenna ya había desaparecido de su vista.
Jade miró aturdida su coche destrozado. ¿Qué tipo de material tan resistente utilizaba el coche de Brenna? Incluso podía soportar una punta de diamante.
Una vez terminada la carrera, Brenna pasó suavemente los dedos por las marcas de la batalla: una abolladura apenas perceptible y un pinchazo superficial. «No te preocupes, amigo», murmuró. «Puliremos estos arañazos. Hoy lo has hecho genial».
Ethan acababa de lidiar con la emergencia que había orquestado la familia Ward, concretamente, el plan de Jade para socavar su apoyo a Brenna durante la carrera, allanando el camino para sus intenciones mortales.
Mientras observaba cómo se desarrollaba la competición, había sentido cómo se le humedecían las palmas de las manos cada vez que el coche de Brenna se tambaleaba al borde de volcar o chocar contra los obstáculos.
Sus ojos brillaban de admiración mientras se acercaba a Brenna. «Has estado increíble», le dijo.
No esperaba que Brenna fuera tan hábil en las carreras. Ella era la legendaria «Noche» en el mundo del motor.
Mientras examinaba los pequeños daños de su coche, la tranquilizó: «Mi taller personal está especializado en la restauración de hipercoches. Tu bólido volverá a estar impecable en poco tiempo».
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