La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 438
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Capítulo 438:
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Brenna propinó dos patadas rápidas que hicieron caer a los guardias sobre el mármol pulido. Utilizó toda su fuerza sin dudarlo.
Sus cuerpos se deslizaron por el suelo y acabaron con un fuerte golpe.
Atónitos, los guardias no podían creer lo que acababa de pasar; no esperaban tanta ferocidad de alguien tan delicado. A pesar de su entrenamiento profesional, les costaba aceptar que Brenna los hubiera vencido con tanta facilidad.
Haciendo muecas de dolor, se pusieron en pie y se prepararon para golpearla.
Uno de los guardias logró esbozar un cumplido forzado entre dientes. «Impresionante», dijo, tocándose el costado dolorido. «Eres la primera que nos derriba a los dos, pero no creas que podrás volver a hacerlo».
Mientras tanto, en la recepción, una recepcionista preocupada alertó rápidamente a seguridad. «Necesitamos ayuda inmediata en el vestíbulo, ¡alguien está causando problemas!».
Brenna se quedó inmóvil, su mirada fría detuvo en seco a los arrogantes guardias que se acercaban.
Los guardias activaron sus porras eléctricas y uno de ellos dijo amenazadoramente: «Considera esta tu última oportunidad de marcharte por tu propio pie. Te va a doler mucho si no te vas ahora».
Desde la distancia, Mia observaba la escena. Creía que Brenna estaba buscando problemas. Teniendo en cuenta que Brenna era su compañera de clase, intervino. «Brenna, deja esta locura. Estos tipos son exmilitares. Vas a salir herida. Será mejor que te vayas ahora».
Sin embargo, los ojos de Mia revelaban su deseo más profundo: en secreto, esperaba que los guardias le dieran una lección a Brenna, ya que pensaba que era demasiado arrogante.
De repente, sonó el ascensor, indicando la llegada de Ethan. Este se percató de la escena en el vestíbulo y sus ojos se volvieron fríos.
En ese momento, los guardias lanzaron un ataque coordinado contra Brenna: uno apuntó alto y el otro bajo.
Al ver esto, Ethan reaccionó con una velocidad vertiginosa, agarrando a cada guardia por el cuello y lanzándolos por los aires.
El impacto fue aún más severo esta vez, dejando a los guardias dando vueltas por el dolor.
Los recepcionistas observaron conmocionados, dándose cuenta de que habían juzgado mal la situación anteriormente.
Ethan corrió hacia Brenna, con evidente preocupación, y la examinó con delicadeza para ver si tenía alguna herida. —¿Estás bien? —le preguntó con ternura.
Brenna asintió con la cabeza. Luego se volvió hacia los guardias heridos y dijo: —¿Quieren que llame a una ambulancia?
Tomados por sorpresa por la actitud cálida de Ethan hacia Brenna, los guardias estaban demasiado desconcertados para responder.
El tono de Ethan se volvió frío y dijo con dureza: «¿No la han oído? Respondan».
Los guardias recuperaron rápidamente la compostura y se levantaron torpemente del suelo mientras ocultaban su incomodidad. Uno de ellos dijo rápidamente: «No hace falta, estamos bien. Es que antes no nos dimos cuenta de quién era usted. Le pedimos disculpas por el malentendido».
Seguían confundidos acerca de la conexión de Brenna con Ethan, intuyendo que era importante.
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