La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 410
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 410:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Mack apretó el puño, sin querer rendirse. «Papá, ¿por qué la defiendes? ¡Nosotros somos tu verdadera familia!».
Isabella se mantuvo al margen, con el peso de la desgracia apretándole los hombros. Las cosas no tenían que haber salido así. Había regresado a la familia Barrett esperando lujos, pero solo había encontrado la ruina.
Ahora ni siquiera tenían un lugar donde vivir.
La voz de Ruby sonó fría e inflexible. Miró a Lila. —Así es, somos su familia. ¿Y esta casa? Es mía, cada centímetro. Tengo todo el derecho a recuperar lo que me pertenece. ¡Ahora, recoge tus cosas y vete!
Lila fue al dormitorio a buscar algo. Regresó rápidamente con la escritura. Con deliberada compostura, la abrió y se la mostró a Ruby. —Léelo tú misma —dijo—. Esta casa es mía. Así que, a menos que quieras que llame a la policía, te sugiero que te vayas.
Ruby apenas miró la escritura, con una sonrisa burlona en los labios. —¡Me da igual! ¡Esta es mi casa y no me voy a ir a ningún sitio!
Lila no perdió más tiempo. Rápidamente llamó a la policía.
—¡Llama a la policía todo lo que quieras! —ladró Ruby—. ¡Soy su esposa! ¡La ley está de mi lado!
Lila se volvió hacia Alec, con voz tranquila pero con un tono de firmeza. —Si no se van ahora, cuando lleguen los agentes, tendrás que irte con ellos.
Alec no dudó. Extendió las manos y empujó a Ruby hacia la puerta. —¡Ya la has oído! ¡Fuera! ¡Acabo de encontrar un techo bajo el que vivir y no vas a arruinarlo!
—¡Alec! ¡Soy tu mujer! —La voz de Ruby se quebró—. ¿Cómo puedes ponerte de su parte?
—¡Mañana me divorcio de ti! —Alec cerró la puerta con frialdad a su mujer y a sus hijos.
Una mañana de fin de semana, Brenna se despertó mucho más temprano de lo habitual. Decidió ponerse un impresionante vestido burdeos que se ajustaba perfectamente a su cintura, y lo combinó con un bolso a juego. Mientras bajaba las escaleras, cada paso parecía fácil, lleno de gracia natural.
El suave golpeteo de sus zapatos de cuero negro en el suelo llamó la atención de todos los sirvientes, cautivados por su presencia.
Julia no pudo evitar expresar su admiración. «Hoy estás radiante. Hay un encanto suave pero cautivador en ti. ¿Tienes una cita con el Sr. Mitchell?».
Con un sutil movimiento de cabeza, Brenna tomó asiento en la mesa del desayuno para tomar una comida ligera. Justo cuando terminaba, el sonido de una bocina resonó en el exterior. Ethan estaba junto a su coche, vestido con su habitual traje negro. Cuando vio a Brenna, su expresión habitualmente fría se suavizó en una sonrisa de bienvenida.
«¿Por qué estás libre hoy?», preguntó Brenna, con curiosidad en el tono de su voz mientras se subía al coche. «¿Adónde nos llevas?».
Ethan le abrochó con cuidado el cinturón de seguridad y dijo: «Un amigo ha traído marisco excepcional. Vamos a probarlo. Pensé que un pequeño escape te vendría bien después de tus recientes esfuerzos».
El viaje los llevó a un muelle costero, un lugar que Brenna nunca había visitado antes. Estaba lleno de actividad, con trabajadores que manejaban envíos desde barcos de tamaño mediano.
Brenna vio un yate distintivo entre los barcos más funcionales. Tomando la mano de Ethan, subió a bordo, aunque él parecía concentrado en los buques de carga.
.
.
.