La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 401
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 401:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Abajo, la familia Harper no se veía por ninguna parte. Los sirvientes se entretenían en las esquinas, claramente divertidos por la situación. Algunos incluso se reían a escondidas. Nadie se había molestado en ofrecerles una bebida a los Barrett ni el más mínimo gesto de hospitalidad.
Toda la familia Barrett estaba presente: Alec, Ruby, Mack e Isabella.
Brenna no pudo evitar reírse al verlos. Alec y Mack parecían haber pasado por una pelea callejera. Ambos tenían la cara magullada y los trajes rotos en varios sitios, dejando al descubierto camisas arrugadas y manchadas de sudor.
La ropa estaba sucia, manchada de un líquido desconocido que se había secado y formado costras. Tenían los labios agrietados y pelados en los bordes, como si no hubieran bebido agua en días.
Alec parecía haber envejecido diez años. Tenía más canas y profundas arrugas se habían marcado en su rostro.
Ruby e Isabella no tenían mejor aspecto. Aunque no tenían moretones, tenían las mejillas manchadas de suciedad y el pelo enmarañado y grasiento.
Los cuatro, conscientes de lo mal que estaban, ni siquiera intentaron sentarse. Se quedaron rígidos en el centro de la sala de estar. Ruby e Isabella tenían los ojos rojos e hinchados, como de haber llorado.
—¿Qué les ha pasado exactamente? —Brenna se acomodó en el sofá. Las risas que intentaba contener se le escaparon.
Los rostros de Alec y Mack se ensombrecieron de ira. La diversión de Brenna solo echó más leña al fuego que ardía en sus pechos.
—¡El Grupo Barrett está en bancarrota! —logró decir Alec finalmente. Le temblaba la voz y las lágrimas le corrían por las mejillas.
De repente, un fuerte rugido estrepitoso resonó en la habitación. Los sirvientes de la familia Harper intercambiaron miradas, pero se quedaron quietos. Sin instrucciones de Brenna, ninguno de ellos llevaría comida a los miembros de la familia Barrett.
Brenna actuó como si no hubiera oído nada. Inclinó la cabeza y dijo: «¿Cómo puede ser? Hace solo unos días, oí que la familia Wagner le había hecho un pedido enorme a su empresa. Debería ser suficiente para manteneros a flote durante todo un año».
Alec soltó un profundo suspiro y dijo con pesar: «Fue ese pedido el que nos arruinó. Lo aceptamos sin darnos cuenta de que nuestras máquinas eran demasiado antiguas para manejar los componentes avanzados. Cuando no pudimos cumplir con las especificaciones, el cliente nos acusó de retrasar su producción y exigió una indemnización. Ya estábamos pasando apuros. ¿De dónde íbamos a sacar ese dinero para indemnizar al cliente?».
Con aspecto totalmente abatido, continuó: «Al final, tuvimos que hipotecar la empresa solo para cubrir la indemnización. Si no hubiéramos pagado, el cliente nos habría llevado a los tribunales y ahora estaría en una celda».
Hablaba como si su situación mereciera compasión, pero Brenna se recostó en el sofá e incluso se rió.
Esto fue demasiado para Alec. Enfurecido, le dijo a Brenna con dureza: «Brenna, ¿cómo puedes ser tan despiadada? El Grupo Barrett ha desaparecido. La empresa está hipotecada e incluso nos han embargado la casa. ¡No nos queda nada! Desde que nos echaron ayer, no hemos comido ni bebido nada. Y tú te quedas ahí sentada, riéndote. ¿No vas a ayudarnos a recuperar la empresa y la casa?».
Ruby no pudo contenerse más. Señaló con el dedo a Brenna y espetó: «Te hemos criado todos estos años, ¿y esto es lo que nos das a cambio? ¿Dónde está tu conciencia? ¿No ves que nos estamos muriendo de hambre? ¿Ni siquiera nos ofreces algo de comer? ¡Eres una desagradecida!».
.
.
.