La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 32
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 32:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Cuanto más escuchaban, más se llenaban sus rostros de tristeza, culpa y rabia silenciosa.
Brenna estudió sus reacciones y observó lo diferentes que eran de los Barrett.
—Todo eso ya es pasado —dijo con delicadeza—. No hay por qué darle vueltas.
Pero Tessa no podía dejar de llorar. Tomó la mano de Brenna, sacó una tarjeta bancaria de su bolso y se la puso en la palma. —Toma, es para que te compres lo que necesites —le dijo.
Shepard, que no quería quedarse atrás, le entregó otra tarjeta a Brenna. «No hemos preparado nada porque no sabíamos vuestras tallas. Aquí hay cien millones, podéis comprar lo que queráis».
Giselle se secó los ojos y dijo con entusiasmo: «¡Sí! Mañana te llevaré de compras».
Eso era justo lo que Rosie estaba esperando. —A Brenna le gusta la ropa cara —dijo con desdén—. Hoy mismo, M&G le ha traído un montón de ropa a su habitación. ¡Ya se ha gastado al menos treinta millones y espera que se lo paguemos nosotros!
Su voz estaba llena de reproches. —Llegó aquí con ropa que costaba menos de doscientos, pero en cuanto puso un pie en esta casa, empezó a comportarse como si fuera la dueña. Cada prenda que ha comprado cuesta más de medio millón. ¿De verdad vamos a dejar que haga lo que quiera con nuestro dinero? ¡Nuestro dinero no crece en los árboles! ¿Por qué gasta así? Quizás… tenía un benefactor rico antes de llegar aquí, por eso se siente tan cómoda tirando el dinero».
Un profundo silencio se apoderó de la habitación. Los Harper intercambiaron miradas de desconcierto hacia Brenna, cuyo rostro se endureció y cuyos ojos se volvieron fríos como el hielo.
Rosie, al ver la reacción que había provocado, continuó con expresión satisfecha: —Si no estaba acostumbrada al lujo, ¿cómo es posible que se haya gastado unos treinta millones en cuestión de horas desde que llegó aquí? Mamá, papá, ahora ha vuelto con la familia. No podemos dejar que se descarríe.
El rostro de Shepard se contorsionó de rabia y apretó los puños con fuerza. Si Rosie no fuera la última hija de su difunto hermano menor, habría tratado con ella con dureza hacía mucho tiempo.
Los demás —Luther, Tessa y Giselle— miraron a Rosie con ira. Pero Rosie se mantuvo firme, con la barbilla levantada en señal de desafío. Sus ojos engreídos parecían decirle a Brenna: «Adelante, intenta defenderte. Nadie te escuchará. Esta familia está de mi lado, ¿quién eres tú para gastarte treinta millones como si fueras de aquí?».
En ese momento, resonó una fuerte bofetada, cuyo dolor se extendió por la mejilla de Rosie, que giró la cabeza bruscamente hacia un lado.
Aturdida, Rosie levantó la vista, solo para ver la mano temblorosa de Luther aún levantada.
Su rostro se enrojeció de furia. —Brenna es tu familia —dijo con voz cargada de decepción—. ¿Cómo has podido decir algo tan horrible sobre ella?
Las lágrimas brotaron de los ojos de Rosie mientras se agarraba la mejilla dolorida, con una expresión de incredulidad absoluta. «Lo sabía», dijo entre sollozos. «Desde que mis padres murieron, ¡ya nadie se preocupa por mí!». Luego se dio la vuelta y subió corriendo las escaleras, llorando.
.
.
.