La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 294
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 294:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Ella nunca había dado su consentimiento. Y después, él le había tirado diez mil dólares y le había dicho que desapareciera.
La chica provenía de una familia pobre, sin dinero ni influencias.
Había denunciado a Harlan a la policía, pero él tenía contactos. No solo había salido libre, sino que además había dado la vuelta a la tortilla y la había amenazado. Si no se callaba, toda su familia lo pagaría.
La chica incluso había sido detenida durante dos semanas.
Todo el asunto quedó enterrado y olvidado hasta que Thiago encontró a la chica. Su familia había accedido a testificar de inmediato.
Harlan finalmente entendió por qué había tantas víctimas en la sala del tribunal. Sus ojos se clavaron en Thiago y le espetó: «Tú los has traído aquí, ¿verdad? Tú también eres parte de la familia Moreno. ¿Te divierte ver cómo se desmorona tu propia familia?».
Roberto también se volvió hacia Thiago y lo miró con ira. «Niñato desagradecido. Soy tu padre. Él es tu hermano. ¿Y así es como tratas a tu familia, hundiéndonos?».
Todas las miradas de la sala se dirigieron hacia Thiago, incluidas las del juez. Thiago se mantuvo tranquilo y sentado mientras le decía a Roberto: «Ah, ¿ahora te acuerdas de que eres mi padre? Tuviste el amor y el apoyo de mi madre mientras construías tu carrera. ¿Y cómo se lo pagaste? La traicionaste con su propia hermana. Cuando ella descubrió la aventura, no solo negaste tus actos, sino que además la golpeaste. Incluso después de que ella te dejara, seguiste atacándola. ¿De verdad crees que mereces ser mi padre?».
Roberto se puso pálido y miró nervioso a su alrededor. Las miradas de repugnancia que recibía dejaban claro que ahora todos lo consideraban despreciable.
El público, compuesto en su mayoría por víctimas, no tuvo ningún problema en creer la versión de Thiago.
«¡Qué cabrón!».
«¡Escoria!».
Los ecos de la ira se elevaron entre el público.
Roberto no prestó atención a las personas de entornos menos privilegiados. Sus insultos no le afectaron en absoluto. Volvió a centrar su atención en Thiago y replicó con dureza: «Tu madre se buscó su propia ruina. ¿Por qué se aferró tan desesperadamente a las acciones del Grupo Moreno? Si no hubiera sido tan codiciosa, ¿habría hecho yo lo que hice? Y tú, mocoso, soy tu padre, ¿cómo te atreves a tratarme así? ¡Te mataré cuando salga de aquí!».
Sus palabras amenazantes llevaron al juez a golpear el martillo y exclamar: «¡Cuidado con lo que dice!».
El personal de seguridad también intervino y le dijo a Roberto: «Cállese».
Roberto miró con desprecio al juez y actuó como si los guardias ni siquiera estuvieran allí. Mantuvo su atención fija en Thiago, alzando la voz con furia. «Escúchame. Muchos han venido a por mí, pensando que podían derribarme, y todos y cada uno de ellos han fracasado. ¿De verdad crees que puedes conseguirlo con tus intrigas y la gente que has reunido?».
Su tono era desafiante.
Thiago conocía a Roberto desde hacía tiempo y sabía que iba a reaccionar así. «Pronto sabremos si puedo derribarte o no. Estás poniendo todas tus esperanzas en la familia Vargas, pero quizá nadie te lo ha dicho todavía…
El teniente de alcalde ya ha sido destituido. Se rumorea que alguien de alto rango, un tal Ewing Sandoval, también ha sido detenido en relación con este asunto. ¿Sigues tan seguro de que saldrás de aquí como un hombre libre?».
Desconcertado, Roberto miró a Thiago con incredulidad. «¿Sabes algo del señor Sandoval?».
Tras reflexionar un momento, negó vehementemente esa posibilidad. —¡Imposible! Solo intentas intimidarme, mocoso. Parece que no te educaron bien de pequeño. Deberían haberte pegado más.
.
.
.