La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 245
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Capítulo 245:
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Rosie abrió la puerta con entusiasmo y se acomodó en el asiento del conductor, admirando las dos opciones de arranque: por voz y manual. «Arranca», ordenó, y el coche rugió con la rápida respuesta del sistema inteligente.
Le sorprendió su estabilidad y sus impresionantes características de seguridad, y rápidamente quedó cautivada por el vehículo. Teniendo en cuenta que su viejo coche le había servido durante años, este nuevo vehículo era una mejora encantadora.
La mejora no podía haber llegado en mejor momento. Giselle dio una vuelta alrededor del elegante coche nuevo y explicó sus características de vanguardia mientras Brenna escuchaba con atención.
En un momento dado, incluso abrió el capó para mostrar el avanzado sistema de propulsión que había debajo.
Al mirar a través del parabrisas, Brenna vio a Rosie sentada en el interior, con una expresión de satisfacción y orgullo.
Era evidente que el diseño y el potencial de rendimiento del coche eran excepcionales.
Haciendo alarde de sus conocimientos de ingeniería mecánica, Brenna jugueteó con el motor. «Mamá, he estudiado ingeniería mecánica, así que puedo reconocer inmediatamente que el sistema de propulsión de este coche es de primera categoría», dijo, compartiendo sus conocimientos mientras Giselle asentía con aprecio.
«Lo encargamos a medida para tu regreso», dijo Giselle. «Fue un proyecto difícil debido a los altos estándares que exigimos. ¿Qué te parece el color? Podemos cambiarlo si no te gusta».
Mientras Giselle compartía con cariño cada detalle del coche, su rostro se suavizó con ternura. Pero cuando abrió la puerta y vio a Rosie cómodamente sentada en el interior, su sonrisa desapareció rápidamente.
La voz de Giselle se volvió firme. —Rosie, por favor, sal del coche. Este coche fue personalizado específicamente para Brenna, no para ti.
La expresión de Rosie se agrió, pero permaneció sentada, pestañeando a Giselle. —Mamá, ¿no puedo quedármelo? Me gusta mucho.
Tomó el brazo de Giselle y la miró con expresión sincera y suplicante.
Giselle se mantuvo firme. «Ya tienes un coche que vale millones y apenas tiene un año. Brenna, sin embargo, lleva un tiempo en casa y todavía no tiene coche propio».
Rosie esbozó una sonrisa educada y dijo con delicadeza: «Puede que Brenna no tenga coche, pero me he dado cuenta de que nunca conduce. Siempre va con chófer o en taxi. ¿Sabe siquiera conducir, mamá? ¿Quizás este coche podría ser mío?».
Le dio un codazo a Giselle en el brazo y añadió: «Cuando Brenna finalmente decida conducir, siempre podremos crear un coche aún mejor para ella, ¿no?».
Al darse cuenta de la singularidad de este coche, equipado con la última tecnología y con un valor probable de más de diez millones de dólares, Rosie quedó hipnotizada.
A pesar de no ser la hija biológica de Giselle, su determinación por tener este coche seguía siendo inquebrantable.
Rosie se quedó sentada, obstinada, curiosa por ver qué haría Giselle.
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