La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 155
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Capítulo 155:
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La expresión de Brenna permaneció impasible, aunque por dentro su mente iba a toda velocidad. La familia Barrett siempre había conseguido trabajo en el pasado; nunca habían faltado los pedidos. ¿Por qué ahora se encontraban en una situación tan desesperada? Parecía que su empresa estaba al borde de la quiebra.
La mirada de Brenna se posó en Shepard, fijándose en la fría indiferencia de sus ojos. Estaba claro que no le caía bien la familia Barrett, su aversión era palpable. ¿Podrían las dificultades económicas actuales de la familia Barrett ser consecuencia de sus acciones? «No te preocupes, Brenna», dijo Shepard con voz firme y tranquilizadora, mientras le daba una palmadita en el hombro. «Ayudaré al negocio de la familia Barrett».
Sus palabras tenían peso, un intento de mantener el control y evitar que su hija pareciera desagradecida, especialmente delante de los demás.
Con la promesa de la familia Harper, la familia Barrett sintió un nuevo orgullo, y sus sueños de unirse a la élite de Shirie parecían de repente al alcance de la mano. La idea de hacer crecer su imperio bajo tal protección los llenaba de una tranquila y satisfactoria expectación.
Ruby sonrió con una calidez ensayada, con voz teñida de falsedad, y dijo: —Siempre supe que eras una niña considerada, Brenna. Aunque hayas abandonado a nuestra familia…
—Siempre serás mi hija. Y si alguna vez decides volver, la familia Barrett te recibirá con los brazos abiertos.
Brenna apretó los labios hasta formar una línea fina, agotando su paciencia. Las palabras eran ahora como veneno, pronunciadas con una dulzura tan engañosa que apenas podía soportarlas. Cuando había abandonado a la familia Barrett, Ruby había sido cruel, con palabras duras y frías. En el hospital, Ruby no le había mostrado ningún respeto, solo desdén. Ahora, al ver el repentino cambio en la actitud de Ruby, Brenna pensó que su hipocresía era insoportable.
Tratando de contener su frustración, Brenna miró a sus padres, con el rostro impenetrable. —Voy a cambiarme de ropa —dijo, intentando distanciarse de la situación.
Ruby, intuyendo una oportunidad, dio un codazo a Isabella. —Ve con Brenna —le ordenó, con voz llena de falsa dulzura.
Isabella se quedó quieta, con el rostro endurecido por los celos. ¿Por qué Brenna era tan afortunada? ¿Por qué Brenna había disfrutado de la comodidad de la familia Barrett durante veinte años para luego entrar en una vida aún más rica después de marcharse? La amargura brotó en su interior y cruzó los brazos, sin querer moverse. Hizo un puchero, con los ojos fijos en el suelo, y su envidia se hizo cada vez más difícil de contener. ¿Por qué la vida era tan injusta?
Ethan tomó con delicadeza una bolsa de compras de Neville y sus ojos se suavizaron al encontrarse con los de Brenna. —Brenna, he elegido este vestido para ti. ¿Te gustaría probártelo?
Brenna miró la bolsa de la compra y esbozó una sonrisa educada y serena. —Gracias, Ethan. Es muy amable por tu parte, pero no hace falta. Mis padres ya me han elegido un vestido y no quiero desmerecer su detalle —dijo.
Isabella, que estaba cerca, apretó los puños y entrecerró los ojos al ver que Ethan prestaba toda su atención a Brenna. Era imposible ignorar los celos que bullían en su interior. Estaba justo delante de Ethan, pero él ni siquiera la miraba. ¿Qué tenía Brenna de especial? ¿Acaso ella no era igual de guapa, si no más? Sin duda, Ethan se había equivocado.
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