La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1473
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Capítulo 1473:
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Sin embargo, cuando llegó la mañana, no se apresuró a salir de compras. En cambio, esperó a que Brenna se despertara para pedirle consejo sobre inversiones: fondos, acciones, incluso oro. Cualquier cosa que pudiera hacer crecer su fortuna.
Brenna siempre había sido experta en ese ámbito.
Durante todo el domingo, Andrés no se puso en contacto con Sandra.
Con diez millones en su cuenta, Sandra se encontró de acuerdo con las palabras de su madre. Se merecía un hombre de mayor categoría. Si Andrés decidía no molestarse en buscarla, que así fuera. Ella ya no sentía ningún interés por él.
El lunes por la mañana, Sandra se quedó mirando cómo la familia se marchaba al trabajo uno tras otro. Shepard sacó un coche del garaje, Giselle cogió otro y Brenna fue a buscar el suyo también.
Sandra se quedó en la entrada del garaje, con la mirada fija en los relucientes coches de lujo. Había obtenido su licencia de conducir después de la universidad, pero nunca había conducido antes. Esos coches costaban una fortuna. Si rayaba uno, podría terminar pagando la mitad de sus diez millones solo en compensación.
Después de pensarlo detenidamente, decidió no arriesgarse.
En el momento en que Brenna atravesó la puerta, el coche de Andrés se detuvo bruscamente, bloqueándole el paso.
Andrés salió entonces con un impecable traje blanco y una rosa en la mano.
Al verlo, el corazón de Sandra dio un vuelco. La determinación que había tomado la noche anterior de distanciarse de Andrés se desvaneció de inmediato.
—¡Andrés! —exclamó encantada, corriendo hacia él como si nunca hubiera habido una pelea entre ellos.
Detrás de ella, Brenna tocó el claxon para indicar a Andrés que moviera su coche. En lugar de apartarse, Andrés tomó a Sandra de la mano y la llevó hasta el coche de Brenna.
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Le dijo: «Brenna, tu maltrato hacia Sandra es demasiado evidente. Acabo de ver a tus padres marcharse en coches de lujo, e incluso tu coche vale decenas de millones. Mira a Sandra, apretujada en autobuses y metros todos los días. ¿Cómo puedes permitir eso? ¿No te preocupa lo que dirá la gente? Aunque sea una hija ilegítima, tu familia la ha reconocido. Se merece que la traten como a una más de la familia, no como a una sirvienta».
Las palabras de Andrés le dolieron mucho.
Pero la alegría de Sandra se desvaneció. Para ella, que él hablara así no le parecía un acto de bondad.
Tiró del brazo de Andrés y le susurró: «Deja de hablar».
Pero Andrés se acercó a ella y la tranquilizó con suavidad. «No tengas miedo. Aunque seas una hija ilegítima, debes comportarte con orgullo. Yo te protegeré. No dejes que nadie te maltrate».
Si Andrés hubiera pronunciado esas palabras días atrás, el corazón de Sandra habría latido con afecto.
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