La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1472
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Capítulo 1472:
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Sandra apretó los labios por un momento, con el corazón encogido. «Te lo juro, no fui yo», murmuró.
Los ojos de Ernst brillaron con una chispa de ira. «¿De verdad? Entonces, ¿por qué Andrés está difundiendo por todo el mundo que la familia Harper te deja sin dinero para gastos, sin casa y sin coche? ¿Que te niegan acciones y te tratan de forma diferente a Brenna?».
Sandra no supo qué responder.
Después de todo, esas afirmaciones eran ciertas.
Los sentimientos de Sandra hacia Andrés se convirtieron en resentimiento. Ella le había confiado sus secretos, pensando que era alguien en quien podía apoyarse, solo para descubrir que él los había difundido. La traición la quemaba por dentro.
A partir de ahora, se dijo a sí misma, mantendría sus secretos bajo llave.
«Ahora lo entiendo. No volveré a cometer el mismo error», dijo.
Sus ojos recorrieron la habitación, mirando de reojo a los miembros de la familia Harper. Cada rostro mostraba desaprobación, y el peso de ello la hizo sentir agraviada.
Giselle finalmente habló. «Toma el dinero. Elige cualquier coche del garaje y úsalo para trabajar. Deja de apretujarte en autobuses y metros. Si no sabes conducir, deja que el chofer de la familia te lleve. Ahora eres miembro de la familia Harper, así que compórtate como tal. Mantén la cabeza alta, muéstrate segura de ti misma y demuestra tu valía».
Aunque sus palabras habían sido duras, Sandra aceptó los diez millones con el corazón tranquilo. Menudo golpe de suerte.
Ahora tenía acceso a cualquier coche del garaje y su posición dentro de la familia Harper estaba mejorando claramente.
Ocultando su emoción, dijo en voz baja: «Nunca he conducido, así que por ahora seguiré yendo en autobús».
—Haz lo que quieras —murmuró Giselle, con irritación en su voz—. Si necesitas algo, pídemelo a mí, a Ernst o a Brenna. Te lo proporcionaremos. Solo mantén la boca cerrada fuera de casa y no manches la reputación de la familia.
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—De acuerdo, lo entiendo.
Esta vez, Sandra se dio cuenta de que Brenna no había salido en su defensa y no entendía por qué.
Una vez que regresó a su habitación, lo primero que hizo fue transferir el dinero de la tarjeta bancaria a su propia cuenta. Revisó el saldo varias veces para confirmar que efectivamente había diez millones adicionales allí.
Ya no tendría que vender en secreto las cosas de Rosie para reunir dinero.
Ahora podía gastar libre y abiertamente.
Qué maravilloso se sentía.
No sabía quién había difundido esos rumores, pero sentía que les debía un agradecimiento.
Sin ellos, ¿cómo habría conseguido una fortuna así? Su corazón rebosaba de alegría y empezó a planear una jornada de compras al día siguiente: ropa nueva, bolsos elegantes y montones de cosméticos.
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