La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1468
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1468:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
«Solo intento cuidar de ti. Aún eres joven. ¿Qué sabes tú? No hay muchos hombres en el mundo en los que se pueda confiar». Keira también estaba molesta, y se le había quitado el apetito.
Durante días, Andrés había sido una presencia constante, llevando a Sandra al trabajo y trayéndola de vuelta, y cada viaje iba acompañado de un regalo. Durante sus descansos, él aparecía con café, lo que despertaba la envidia de sus compañeros de trabajo, que se maravillaban de lo atento que era su novio.
Sandra disfrutaba del calor de su afecto, envuelta en una dulce y satisfactoria neblina.
Cuando llegó el sábado y Keira fue dada de alta del hospital, Sandra se enfrentó a un dilema: no tenían coche. Su corazón se llenó de alegría cuando Andrés se ofreció a recoger a su madre.
Abrumada por la gratitud, Sandra abrazó a Andrés y le dio un suave beso en la mejilla. «Gracias, cariño. Eres el hombre más amable que he conocido», le dijo, con palabras llenas de sinceridad.
Desde el regreso de Keira, la familia Harper había mostrado poco interés por ella, pero Andrés preguntaba por ella a diario e incluso le enviaba el almuerzo.
Aprovechando el momento, Andrés atrajo a Sandra hacia él y le robó un beso allí mismo, en la bulliciosa entrada de su complejo residencial, sin importarle los transeúntes. El beso fue breve y Sandra, con las mejillas sonrojadas, le dio un golpecito juguetón en el hombro. «¿En qué piensas? ¡Estamos en público!», bromeó, con una mezcla de vergüenza y alegría.
Andrés soltó una risita, con los ojos brillantes de picardía. «Deja que nos miren, solo estarán verdes de envidia. Vamos, amor, súbete al coche. Vamos a recoger a tu madre».
Cuando Sandra se subió al coche, su mirada se posó en una colección de elegantes cajas de regalo colocadas en el asiento trasero. Su corazón se aceleró: sabía que Andrés las había elegido para su madre, un gesto muy considerado.
Keira llevaba días ingresada en el hospital, pero la familia Harper no había pensado en ella ni un solo momento. Corinna ni siquiera había regresado al país y su hijo había llamado a la policía.
Lo nuevo está en ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.ç0𝓂 para seguir disfrutando
En el hospital, Sandra guió a Andrés hasta la habitación de su madre, con voz llena de orgullo cuando se dirigió a ella. —Mamá, este es mi novio, Andrés. Andrés le dedicó a Keira una sonrisa cortés. —Encantado de conocerla.
Keira lo miró de arriba abajo, fijándose en su impecable aspecto. Andrés, de unos treinta años, era muy atractivo, y su traje a medida y su reluciente reloj denotaban riqueza y refinamiento.
Sin embargo, la expresión de Keira siguió siendo fría. Sandra le había dicho que Andrés, aunque tenía acciones en el Grupo Stewart, estaba eclipsado por su hermano, el heredero. En la mente de Keira, Andrés palidecía en comparación con alguien como Ethan. Solo asintió con la cabeza rápidamente en señal de reconocimiento.
Andrés, siempre astuto, captó al instante la frialdad en el comportamiento de Keira. No le inquietó: Keira no era una Harper, por lo que su opinión sobre él tenía poco peso. —Tengo el coche listo. Déjame llevarte a casa. —Con una sonrisa cortés, Andrés se adelantó y cogió el equipaje
.
.
.