La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1389
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Capítulo 1389:
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Rosanna respiró hondo. «De acuerdo. Iré a hablar con ella sobre eso».
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Brenna había pasado dos meses en Plieca en un viaje de negocios, calculando su regreso para que coincidiera con la fecha prevista del parto de Ellie. Tan pronto como su avión aterrizó, recibió la llamada de Ellie.
«Brenna, mi vientre… ¡el dolor es insoportable!», dijo Ellie con voz temblorosa al otro lado de la línea. «No fue tan intenso cuando di a luz a Patrick».
Brenna se preocupó mucho. «¿Está Thiago a tu lado? ¿Están tus padres contigo?».
«¡Todos están aquí, pero me duele mucho! Me están poniendo la epidural».
Cuando Brenna llegó al hospital, Ellie ya había dado a luz.
Thiago acunaba a su hijo, con el rostro radiante de alegría.
«Enhorabuena», dijo Brenna, pellizcando suavemente la suave mejilla del bebé.
Patrick tiró de la manga de Thiago. «¡Papá, déjame verlo otra vez! No he tenido mi…».
Thiago miró con cariño al bebé que tenía en brazos. «Yo esperaba una niña».
Patrick, mirando a su nuevo hermano, dijo: «¿Por qué no dejas que mamá tenga otro hijo?».
Ellie, recostada en su cama del hospital, miró a su hijo con exasperación. «¿Qué estás diciendo? ¿Dos hijos no son suficientes? ¿Cuántos esperas que tenga? ¿Crees que es tan fácil como chasquear los dedos?».
Tori entró con una olla humeante de sopa de pollo. «Estoy muy orgullosa de mi hija, que ha traído al mundo otra hermosa vida».
Thiago, rebosante de alegría, dejó a su hijo en el suelo y cogió la olla de Tori, sirviendo sopa a Ellie con cuidado.
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Luego se volvió hacia Brenna. —¿Puedes supervisar la empresa durante un rato? Necesito centrarme en mi mujer.
Brenna asintió suavemente. «Claro. Acabo de volver de Plieca. Esperaba poder descansar unos días, pero ahora no creo que pueda».
«Muchas gracias», dijo Thiago.
Una vez que Brenna se aseguró de que Ellie y el bebé estaban a salvo, se dirigió a la empresa.
De camino, Lorna le compró el almuerzo.
Brenna se había llevado a Lorna y a Tommy a Plieca para organizar el traspaso de nueve empresas del nombre de Rosie al suyo. Había nombrado a gerentes de confianza para dirigirlas.
Las empresas prosperaban y estaban en una trayectoria ascendente, y Brenna tenía la intención de gestionar su crecimiento con cuidado.
El carácter de Rosie podía ser cuestionable, pero su agudo sentido de los negocios era indiscutible. Su imperio se extendía por las industrias de alta tecnología, la ingeniería de precisión, la fabricación de chips, el procesamiento mecánico e incluso las inversiones financieras de alto riesgo.
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