La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1273
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Capítulo 1273:
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Brenna mantuvo la cara impasible, intuyendo que los acontecimientos del día podrían no salir como ella quería.
«Yo lo hice, mamá. No hablemos más de ello», admitió Shepard. No encontraba una forma mejor de explicárselo a Tessa.
Rosie había hecho mal, pero Tessa seguía siendo su nieta, igual que Brenna. Tessa no permitiría que nadie se metiera con Rosie.
«Dime qué piensas hacer entonces», dijo Tessa. Su tono se mantuvo firme.
—Compraré sus empresas a precio de mercado y ella conservará sus acciones en el Grupo Harper —dijo Shepard. No veía otra salida.
Tessa soltó un bufido seco. —Eso está mejor. Si vuelvo a pillar a alguno de vosotros metiéndose con Rosie, me aseguraré de que lo lamentéis.
Una leve y fría sonrisa se dibujó en los labios de Rosie. Que Tessa se metiera en este lío resultó ser justo lo que necesitaba. Tessa seguía siendo la única persona con la que podía contar sin dudarlo.
—¡Ahora! —la voz de Tessa resonó en la sala. Conocía demasiado bien los hábitos de su hijo. Aunque no se atrevería a mentirle a la cara, podría seguir poniéndole las cosas difíciles a Rosie una vez que ella se hubiera ido—. Hazlo delante de mí. Compra sus empresas ahora mismo.
Shepard soltó un suspiro resignado. «Mamá, lo que dije lo dije en serio, y no estoy tratando de engañarte. Pero la transferencia no puede hacerse esta noche. La oficina tiene que estar abierta para tramitar el papeleo, así que tendremos que esperar hasta mañana».
Con un bufido, la expresión de Tessa se endureció. «Entonces me quedaré aquí y vigilaré. No dejaré que nadie vuelva a intimidar a Rosie. Rosie, tú también puedes quedarte aquí. Olvídate del hotel».
Brenna frunció ligeramente el ceño. De alguna manera, Rosie se había colado de nuevo en sus vidas.
Solo pensar en ello le amargó el humor.
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Al día siguiente, Ernst no tuvo más remedio que acompañar a Rosie para completar el papeleo y transferir los fondos.
El ánimo de Rosie mejoró al instante.
Esa noche, Brenna evitó ir a casa a cenar. La idea de sentarse frente a Tessa y Rosie le resultaba insoportable. En su lugar, salió con Ellie a un restaurante de marisco.
Patrick, un amante acérrimo del marisco, se unió a ellas.
«Brenna, ¿por qué estás tan triste? ¿Alguien te ha molestado?», preguntó Patrick nada más sentarse, al ver que Brenna no estaba de buen humor ese día.
Brenna exhaló lentamente. —Sí, estoy molesta. No es nada grave, pero alguien que no soporto decidió sacarme de quicio. Dejaré que piense que está ganando durante unos días. Y luego, me ocuparé de ella como es debido.
Patrick ladeó la cabeza y se dio un ligero golpecito en el pecho. —Si tienes algún problema, dímelo. Te ayudaré.
«De acuerdo». Brenna se acercó, le pellizcó la nariz en broma y le pidió al camarero que le trajera su plato favorito: langosta y ostras.
Después, se volvió hacia Ellie y le contó el repugnante comportamiento de Rosie. —Increíble. Se ha arrodillado solo para sacarte dinero. Esa mujer haría cualquier cosa para conseguir lo que quiere. Tengo una idea que podría funcionar a tu favor… Ellie se inclinó hacia ella.
Pronto, Brenna soltó una carcajada. «En realidad, es un plan bastante inteligente».
La comida llegó justo cuando Brenna vio a alguien en la entrada: Gracie.
Gracie mantuvo una breve conversación con el camarero antes de dirigirse a una mesa. Momentos después, entró Rosie, vestida con un traje recién comprado y con una amplia sonrisa.
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