La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 126
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Capítulo 126:
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Brenna entendió que el arrebato de Rosie estaba alimentado por la envidia y la pérdida percibida del afecto de sus padres.
Reconoció que no había forma de cambiar la actitud amarga y estrecha de miras de Rosie.
Ella dijo: «Cree lo que quieras, pero no tengo ninguna obligación de justificarte mis credenciales. Te pillaron con las manos en la masa intentando robarme el trabajo y ahora, en lugar de mostrar remordimiento, ¿me acusas? Esto está fuera de lugar, Rosie».
Su tono era severo cuando advirtió a Rosie: «No soy alguien con quien se pueda jugar. Que haya vuelto a la familia no significa que se pueda intimidar fácilmente».
El incidente de la muñeca no era más que una pequeña lección, una señal para que Rosie actuara con más cautela. Más provocaciones le acarrearían algo más que un dolor temporal.
Rosie lanzó una mirada fulminante a Brenna. —¿Cuándo te he intimidado yo?
—Le mostró la muñeca—. Todavía me duele, ¿y tú me acusas de intimidarte? ¿Quién es aquí la intimidada?
Dalton suspiró audiblemente, mostrando su impaciencia con Rosie. Dijo: «¿Por qué no puedes aceptar que Brenna sea joven y talentosa? ¿No es bueno que tenga tanto éxito? ¿Por qué te molesta tanto? ¿No pueden llevarse bien?».
La frustración de Dalton era evidente; no podía comprender el origen de la hostilidad de Rosie hacia Brenna.
Rosie se sentía injustamente tratada y molesta. Hubo un tiempo en el que Dalton le prestaba toda su atención. La mimaba, la llevaba a divertirse y le daba todo lo que quería. Pero ahora, con el regreso de Brenna, Dalton la llevaba a todas partes y la colmaba de afecto como si fuera la única persona que importaba.
Para ella, era un cambio doloroso.
Exclamó: «¡Dalton, nunca me habías tratado así! ¡Brenna me está volviendo loca y a ti no te importo nada!».
La paciencia de Dalton se estaba agotando.
La paciencia de Dalton se estaba agotando. «Brenna acaba de volver, así que es natural que pase más tiempo con ella. ¿Por qué no puedes aceptarlo en lugar de intentar competir con ella por todo constantemente?», dijo.
Rosie no pudo contener su frustración y levantó la voz para responder. «¿Por qué no debería competir con ella? Cuando sales con ella, ¿por qué no me incluyes? ¿No sería mejor para todos?».
En un momento de angustia, lanzó el brazo, pero se estremeció cuando un dolor agudo le atravesó la muñeca. Hizo una mueca de dolor y se la agarró con fuerza.
Al observar su auténtico malestar, Dalton la tomó de la otra mano. «Vamos al hospital».
Rosie lanzó una mirada llena de ira a Brenna.
En el hospital, Rosie se sometió a un examen completo (rayos X, tomografías computarizadas, resonancias magnéticas) que no reveló ningún daño físico en la muñeca.
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