La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1105
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Capítulo 1105:
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Alec entró con un gesto cortés hacia Ethan y dijo: —He oído que tu abuela también está en el hospital. Las personas mayores necesitan cuidados especiales cuando están enfermas.
Ethan se limitó a asentir con la cabeza. Los recuerdos de cómo Alec había tratado a Brenna anteriormente le impedían mostrar cualquier tipo de cordialidad.
Luego le dijo a Brenna: «Si necesitas una recomendación, conozco a algunos de los mejores médicos de aquí».
Brenna declinó la oferta educadamente y respondió: «Déjame ver cómo está primero». Dicho esto, ella y Alec salieron del ascensor y se dirigieron al pasillo.
Nada más acercarse a la habitación de la abuela de Brenna, les llegó un gran alboroto: un niño llorando, una mujer gritando y una multitud bloqueando la puerta.
Alec sintió un nudo en el estómago al reconocer el número de la puerta: era la habitación de su madre. Había dejado a Lila y a su hijo para hacer compañía a su madre y, ahora, era evidente que había pasado algo.
Se abalanzó hacia delante, con el rostro ensombrecido por el temor, y comenzó a abrirse paso entre los curiosos.
«Disculpen, por favor», murmuró, apretujándose para pasar.
Dentro, la escena era caótica. Lila estaba de pie junto a la cama, con su hijo pequeño sollozando desconsoladamente y la sudadera blanca salpicada de sopa. En el suelo, una caja de comida para llevar estaba volcada, con sopa derramada alrededor de las cáscaras de gambas y algunas gambas sin comer.
Lila, con voz aguda por la furia, señaló con el dedo acusador a la frágil mujer que yacía en la cama. «¿Cómo puedes ser tan egoísta? Esas comidas cuestan una fortuna, ¿y te peleas con un niño por la comida? ¿No te da vergüenza? ¿Has olvidado que tuve que cancelar sus clases particulares para pagar tus facturas del hospital?».
Alec, enfurecido, agarró a Lila por el brazo. —¿Qué te pasa? ¡Es mi madre! Está enferma, ¿cómo puedes hablarle así?
Lila espetó, alzando la voz. —¿Por qué no puedo hablarle así? Yo la alimento y pago su tratamiento. Tengo que salvarle la vida. ¿Qué hay de malo en decirle unas palabras duras?
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En la cama, la madre de Alec lloraba, empapando la almohada con sus lágrimas, con un aspecto lastimoso.
Un momento después, Brenna entró en la habitación. La visión de su abuela, que antes era tan cariñosa, reducida a lágrimas, le partió el corazón.
Sabía que su abuela siempre había sido amable con los demás y nunca había discutido con nadie. Incluso cuando Ruby era la esposa de su hijo, nunca le había dicho una palabra dura y siempre se había mostrado cortés.
Al ver el comportamiento irracional y arrogante de Lila, Brenna sintió que Lila era claramente la culpable.
Armándose de valor, Brenna habló en tono tranquilo. «¿Qué está pasando aquí?».
En cuanto Lila reconoció a Brenna, la sorpresa se reflejó en sus ojos.
Sabía que Brenna pertenecía ahora a la poderosa familia Harper, y Alec a menudo mencionaba a Brenna en casa, lamentando el mal trato que le había dado antes.
«Señorita Harper…». Lila tartamudeó, con la voz temblorosa. Esperaba que Brenna le diera la espalda a la familia Barrett, dado el trato que le habían dado.
Pensaba que Brenna no querría tener nada que ver con la familia Barrett, que tal vez incluso les desearía desgracias. Sin embargo, allí estaba Brenna, visitando a la madre de Alec.
Con los ojos muy abiertos, Lila no sabía qué decir.
Brenna volvió a preguntar: «¿Qué ha pasado?».
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