La heredera fantasma: renacer en la sombra - Capítulo 1026
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Capítulo 1026:
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Las lágrimas le corrían por el rostro mientras leía el papel. «¿Son… los papeles del divorcio?». Su incredulidad era evidente. «¿De verdad estás dispuesto a dejarme marchar?».
Su respuesta fue fría y definitiva. «Mi rencor es hacia tu padre. Tú solo eres su hija, no la que merece un castigo tan duro».
Gracie no recordaba muy bien cómo consiguió marcharse. A la mañana siguiente, Brenna llegó a la oficina y se sorprendió al recibir una notificación del banco: le habían transferido trescientos millones a su cuenta.
Poco después recibió un mensaje de Héctor. Había regresado a su país y se había divorciado de Gracie.
Brenna se quedó sentada en silencio, mirando el mensaje, incapaz de definir lo que sentía en ese momento.
No había previsto que ya se hubieran divorciado. Esperaba que Héctor prolongara su ira y mantuviera a Gracie atrapada en su tormenta durante años.
Héctor se había marchado tras divorciarse de Gracie, lo que significaba que ahora Gracie podía seguir acercándose a Ethan.
La irritación se apoderó de Brenna, aunque no podía identificar exactamente qué la había provocado.
Mientras daba vueltas a sus pensamientos, recibió un mensaje de Darwin en su pantalla, invitándola a salir a comer.
Entonces se dio cuenta de algo: si Ethan seguía enredado con Gracie, se debía a sí misma romper definitivamente con él.
Aceptó la invitación de Darwin y bajó las escaleras cuando el reloj se acercaba a las once y media de la mañana.
Ella y Darwin almorzarían en el mismo restaurante que la última vez. Cuando regresó del almuerzo, encontró a Ethan en su oficina, con aire abatido.
Sin perder el ritmo, Brenna se deslizó en su silla, con actitud fría, como si no supiera nada del divorcio ni de la marcha de Héctor. —¿Cuándo has vuelto? —preguntó con indiferencia ensayada.
—Acabo de llegar —murmuró Ethan con voz grave—. Gracie y Héctor se han divorciado. Además, el Grupo Wilson se ha hundido y ahora Gracie está ahogada en las deudas de su padre: trescientos mil millones.
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—Vaya —respondió Brenna, con auténtica sorpresa en el rostro. No había imaginado que Héctor se marcharía dejando a Gracie encadenada a una enorme deuda. Gracie se pasaría el resto de su vida pagándola.
A Brenna se le ocurrió una idea. —¿No tiene Gracie acciones en el Grupo Mitchell? Si la deuda es tan abrumadora, puede vender las acciones. O si te sientes en deuda con ella por el pasado, siempre puedes intervenir y ayudarla económicamente. Brenna observó el rostro de Ethan para ver su reacción, preguntándose si utilizaría el Grupo Mitchell para ayudar a Gracie.
La respuesta de Ethan fue rápida, con un cansado movimiento de cabeza. «Brenna, sabes que eso es imposible. He calculado cuánto se podrían vender esas acciones y, en el mejor de los casos, podría obtener cincuenta mil millones. En cuanto a ayudarla a pagar la deuda, ya le he devuelto diez veces el dinero que me prestó en su momento».
Brenna lo miró fijamente a los ojos con frialdad. —¿Sientes que le debes algo?
Una expresión de inquietud se dibujó en el rostro de Ethan mientras sostenía la mirada de ella. «No se trata de eso. Es solo que no puedo evitar sentir que le fallé como amigo. Nunca hice nada para salvar al Grupo Wilson, aunque sabía desde hacía mucho tiempo que era imposible rescatarlo. En lugar de decirle la verdad y destrozar sus esperanzas, simplemente la evité. ¿Fue muy cruel por mi parte?».
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