La exesposa muda del multimillonario - Capítulo 1519
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Capítulo 1519:
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Caitlin respondió con un silencioso movimiento de cabeza mientras se daba la vuelta, levantando un muro invisible entre ellos.
Pero Clayton no se lo tomó a pecho. En lugar de eso, extendió la mano y le rozó la mejilla húmeda con un toque tan ligero que casi no se notó. —Es culpa mía —comentó, con voz cargada de reproche—. No esperaba que te cruzases con Beth en un lugar así. Juré que te mantendría a salvo, pero he fallado.
Caitlin permaneció en silencio, mientras las lágrimas seguían trazando un doloroso camino por su rostro. Recordó los momentos antes de perder el conocimiento. No había sufrido heridas graves, pero Beth, enfurecida por su resistencia, había ordenado a sus secuaces que la sujetaran. Eran como grilletes de hierro en sus extremidades. Luego, en un cruel intento por quebrantar su espíritu, habían intentado desnudarla.
Caitlin había luchado, pero contra varias personas era impotente. La humillación, la desesperación… No se había desmayado por un golpe, sino por el peso insoportable de todo aquello. Más tarde se enteró de que había sufrido alcalosis respiratoria. Su cuerpo la había traicionado bajo la fuerza del pánico.
Y entonces llegó Clayton. Solo entonces terminó el horror. Solo entonces se sintió a salvo, acunada en sus brazos.
Pero la seguridad no borraba las cicatrices. Ese momento permanecía en su interior, enconándose hasta convertirse en algo crudo y amargo. Resentimiento. Humillación. Una herida que ni siquiera el tiempo lograba curar.
Clayton no la presionó para que hablara. Se quedó allí, paciente, esperando.
—No pasa nada —la tranquilizó—. Sé que no quieres verme y no te culpo. Es culpa mía, toda. Si hubiera llegado antes, podría haberlo impedido antes de que empezara.
La puerta se abrió con un chirrido.
Pero entonces, el asistente de Clayton intervino. —Señor Morgan, necesita descansar. La señorita Cooper no ha estado estable en los últimos días y usted ha estado a su lado durante tres noches seguidas. Todavía tiene que lidiar con la familia Fletcher y la señorita Fletcher. Si sigue exigiéndose así, ¿cuánto tiempo podrá aguantar?
Caitlin sintió un nudo en el pecho. ¿Tres días? Se volvió hacia Clayton, y la amargura de su mirada se transformó en algo más suave, mezclado con una tranquila preocupación. —¿No ha dormido en tres días?
Clayton sonrió con dulzura, sin poder ocultar el cansancio. Sin embargo, sus ojos seguían siendo cálidos, como si no se arrepintiera de nada. —Si no hubiera estado allí para verte despertar, no habría podido descansar de todos modos. Caitlin… ¿Podrías perdonarme?
Había algo sincero en la forma en que la miraba, algo que dejaba claro que su respuesta era más importante de lo que ella podía imaginar.
Caitlin tragó saliva para deshacerse del nudo que tenía en la garganta y negó con la cabeza, no en señal de rechazo, sino para tranquilizarlo. —No te culpo. No podías prever lo que haría Beth y hiciste todo lo que pudiste para protegerme. Soy tan inútil que sigo dejando que me maltraten así.
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