La exesposa muda del multimillonario - Capítulo 1453
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Capítulo 1453:
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En el sueño, el bello rostro de Lacey se transformaba lentamente en algo monstruoso.
Jeanette sacudió la cabeza, tratando de liberarse del agarre de Lacey. «Tú no eres mi hermana. Mi hermana nunca me hablaría así. Debes de ser una impostora. Quiero que me devuelvas a mi hermana».
Pero en el fondo, Jeanette sabía que, efectivamente, se trataba de Lacey. Lacey podría tratarla con la misma dureza si se conocieran en la realidad.
Jeanette recordó entonces un detalle crucial: justo antes de que se llevaran a Lacey esposada, había llamado y ordenado a Jeanette que dejara de recibir la ayuda económica de Jake.
Pero Jeanette se había negado. Su principal objetivo era centrarse en sus estudios, recibir la mejor educación posible y transformar su vida. Tras rechazar la petición de Lacey, le había preguntado qué había pasado.
En lugar de ofrecer explicaciones, Lacey se había limitado a insistir a Jeanette para que se marchara.
Cuando Jeanette se mantuvo firme en su decisión, Lacey había recurrido a reñirla.
En aquel momento, Jeanette había abierto los ojos con incredulidad al escuchar las duras palabras procedentes de su hermana. Apenas podía creer lo que oía. La Lacey que conocía, que siempre había sido tan amable y cariñosa, parecía una persona completamente distinta.
Al cabo de un rato, Lacey había terminado bruscamente la llamada.
Más tarde, cuando Jeanette recibió la noticia de la detención de Lacey por intentar hacer daño a Kallie y Jake, se sintió consumida por una oleada de sentimientos encontrados. Temía que Jack le guardara rencor. Por suerte, no fue así. La seguían tratando igual. No sólo Jack no le guardaba rencor, sino que Kallie también le mostraba amabilidad. Sin embargo, la Lacey del sueño seguía dejando a Jeanette profundamente triste.
Jeanette se despertó con un grito ahogado y sus dedos se aferraron con fuerza a la colcha mientras una oleada de desorientación la invadía.
Un sentimiento de tristeza absoluta la envolvió mientras se rodeaba con los brazos, buscando consuelo ante el miedo abrumador. Sentía como si el mundo entero la hubiera abandonado. ¿Y si Lacey la despreciaba de verdad, como en aquel horrible sueño? Lacey era la persona en la que más confiaba.
Jeanette trató desesperadamente de convencerse de que sólo había sido un mal sueño, producto de su imaginación. Pero el recuerdo se aferraba a ella, dejándole un dolor agudo en el corazón.
«¿Jeanette?» La suave voz de Kallie atravesó la oscuridad, sacando a Jeanette de las profundidades de la desesperación.
Kallie entró en la habitación con un humeante tazón de sopa de pollo en las manos. Con el ceño fruncido por la preocupación, se acercó a Jeanette y le palpó la frente.
«Menos mal que te ha bajado la fiebre». Kallie suspiró aliviada, aunque un rastro de preocupación persistía en sus ojos. «Estás muy pálida. ¿Te encuentras mal?»
Jeanette ansiaba contarle a Kallie la pesadilla que la había atormentado, aquella en la que Lacey le daba la espalda con fría indiferencia. Pero no podía cargar a Kallie con sus temores. «Estoy bien», murmuró. «Sólo un mal sueño. Soñé con mi padre».
La expresión de Kallie se suavizó con compasión y dijo tranquilizadora: «Cariño, has pasado por mucho. Pero no te preocupes, prometí protegerte y pienso cumplir mi palabra».
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