La exesposa muda del multimillonario - Capítulo 1390
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1390:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La visión de las amenazantes figuras golpeando violentamente su puerta hizo que Caitlin sintiera un escalofrío recorriendo su espalda. Las lágrimas corrían por su rostro mientras se aferraba a la puerta, demasiado aterrorizada como para siquiera considerar abrirla. Desesperada, llamó a todos los que se le ocurrieron, rezando para que la endeble puerta aguantara un poco más.
La muerte de sus padres la había dejado con una herencia aplastante: una montaña de deudas. Había estado pagándolas poco a poco durante años, pero con los prestamistas de por medio, el capital parecía crecer exponencialmente y no se veía el final. A medida que la deuda se disparaba, Caitlin se vio atrapada, sin salida.
Desesperada, había acudido a Kallie en busca de ayuda. Quizás la influencia de Kallie le había proporcionado un escudo temporal, manteniendo a raya a esos matones. Pero el alivio de Caitlin duró poco. En cuanto salió de la seguridad de la casa de Kallie, volvieron.
El pánico se apoderó de Caitlin mientras gritaba a la puerta: «¡Mi prima es Kallie Nixon! ¡Es rica e influyente! ¿Seguro que queréis meteros conmigo?».
Una risa burlona acompañó la voz al otro lado de la puerta.
«Rica, ¿eh? Si está forrada, ¿por qué no has pagado tus deudas? No te hagas el tonto. Es obvio que vosotros dos no sois precisamente amigos. Si realmente se preocupara por ti, habría pagado tus deudas y no te dejaría vivir en este tugurio».
Una ola de arrepentimiento invadió a Caitlin. De repente, abandonar la protección de Kallie le pareció un grave error. Pero la idea de quedarse en casa de Kallie, dependiente y endeudada, le resultaba igualmente desagradable.
El marco de la puerta crujió siniestramente bajo el implacable asalto y los sollozos de Caitlin se intensificaron. Con dedos temblorosos, marcó el número de Kallie por sexta vez, pero volvió a saltar el buzón de voz. ¿Estaba Kallie simplemente ocupada o estaba ignorando deliberadamente sus llamadas?
Los pensamientos de Caitlin se dispararon, imaginando los peores escenarios posibles. Las últimas palabras de Kallie resonaban en su mente, y la promesa de apoyo ahora sonaba hueca. ¿La había engañado Kallie? ¿Todas aquellas palabras amables eran solo promesas vacías?
Caitlin sacudió la cabeza, disipando las dudas que se habían colado en su mente. No podía creer que Kallie fuera ese tipo de persona, ni podía aceptar que su juicio la hubiera fallado una vez más.
Caitlin abandonó la idea de pedir ayuda. Sabía que ni siquiera la policía sería de mucha utilidad en esta situación. En el mejor de los casos, los cobradores serían reprendidos y tal vez incluso encarcelados. Pero su despiadado jefe simplemente enviaría a otro grupo para acosarla.
Caitlin respiró hondo y fijó la mirada en el marco de la puerta, que crujía bajo el implacable ataque. Había tomado una decisión. No se quedaría sentada esperando a que la rescataran. Tomaría cartas en el asunto. Al fin y al cabo, solo estaba en un segundo piso. La caída no sería mortal. Era una decisión arriesgada, pero era su única opción viable.
Afortunadamente, había elegido su apartamento pensando en la seguridad. Consciente de los riesgos de vivir sola siendo una mujer joven, había optado por una zona bulliciosa y bien poblada. Había una plaza y una calle comercial muy transitada a poca distancia. Si conseguía saltar y desaparecer entre la multitud, los cobradores no se atreverían a seguirla.
Con un plan en mente, Caitlin se arrastró hacia la ventana. Aunque se había convencido a sí misma de que la caída no era tan grande, la vista desde la ventana era intimidante.
Caitlin nunca había sido una persona imprudente, y sus piernas temblaban al pensar en lo que estaba a punto de hacer.
Pero el tiempo se acababa. La puerta no resistiría mucho más sus golpes implacables.
.
.
.
Nota de Tac-K: Lindo día miércoles queridas lectoras. Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (=◡=) /
.