La exesposa muda del multimillonario - Capítulo 1351
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Capítulo 1351:
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«Por fin se acabó», murmuró Kallie, con una radiante sonrisa en el rostro. Jake le entrelazó los dedos con firmeza y seguridad.
«Sí», dijo con voz firme, «vámonos a casa».
Mientras se alejaban, la policía peinaba la villa, registrando cada centímetro en busca de cualquier otra persona involucrada.
Florrie y Calvert ya habían desaparecido, sintiendo que la soga se estrechaba a su alrededor.
Kallie no se preocupó. Podían huir, pero no podían esconderse para siempre. La justicia siempre acababa por alcanzar a los culpables. Su captura era inevitable.
Florrie y Calvert quizá no habían orquestado los planes de Gracelyn, pero habían estado a su lado, ayudándola y apoyándola durante años. El peso de sus decisiones pronto les pasaría factura. La justicia siempre encontraba el camino a casa.
Kallie no tenía tiempo para pensar en ellos. Siguió a Jake hasta la residencia de los Nixon.
Entrar allí le pareció casi irreal a Kallie, como despertar de una pesadilla y encontrarse de nuevo en un sueño que creía haber perdido para siempre.
—¡Mamá! —Sophie se quedó en la entrada, paralizada por un instante, con la incredulidad reflejada en su rostro bañado en lágrimas. Y entonces, como impulsada por el puro instinto, corrió hacia adelante y se lanzó a los brazos de Kallie.
—¡Has vuelto! —sollozó Sophie, apretando con fuerza los brazos de Kallie, como si temiera que todo fuera una ilusión.
Kallie abrazó a Sophie con fuerza, sintiendo cómo temblaba su hija. En ese momento, todo el miedo, la incertidumbre, el dolor de la separación… todo se disipó. Se separó lo justo para estudiar el rostro de Sophie y le secó las lágrimas de las mejillas.
—Mírate… ¿No has comido bien? Has adelgazado.
Sophie sorbió por la nariz y parpadeó mirando a Kallie.
—Si prometo comer mejor, ¿prometes que nunca volverás a dejarme?
A Kallie se le hizo un nudo en la garganta. Sus dedos se cerraron protectores alrededor de los de Sophie.
—Te lo prometo —susurró con voz temblorosa.
Al otro lado de la habitación, Calvin permanecía inmóvil, con la mandíbula apretada y los puños cerrados. Sus ojos ardían por las lágrimas contenidas, pero se mantuvo rígido, negándose a romper.
Jake se acercó a él y le puso una mano en el hombro.
—Vamos, Calvin. Tu madre está esperando para abrazaros a todos.
Calvin negó con la cabeza, con voz baja pero firme.
—Ya no soy un niño. Sería… demasiado sentimental.
Jake se rió entre dientes y negó con la cabeza.
—Ser un hombre no significa dejar de ser su hijo. No importa la edad que tengas, siempre tendrás un lugar en sus brazos.
Calvin dudó, mirando alternativamente a Jake y a Kallie. Y entonces, con un movimiento rápido, el muro que había construido se derrumbó. Se adelantó y abrazó a su madre.
Y justo cuando la familia se reencontraba, la puerta se abrió de par en par. Elma entró y se quedó boquiabierta al ver lo que tenía delante.
En ese momento, las fracturas del pasado ya no importaban. La familia estaba completa una vez más.
En cuanto Trent, el mayordomo de la familia, vio que Kallie había regresado sana y salva, su rostro se iluminó con alivio. Sin dudarlo, ordenó al personal que preparara un pequeño banquete familiar en su honor, una cálida y festiva bienvenida a casa.