La exesposa muda del multimillonario - Capítulo 1345
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Capítulo 1345:
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Kallie sintió que se le oprimía el pecho. Quería detenerlo y suplicarle que no hiciera ninguna locura. Pero vio la determinación en sus ojos y soltó su mano.
Cuando Jake entró en la habitación, Calvert estaba maldiciendo entre dientes mientras registraba la habitación en busca de un arma. Sus manos rebuscaban en los cajones, apartando objetos con creciente frustración. Su voz rezumaba veneno.
—Esa bruja mentirosa, ¿creía que podía engañarme? Espera y verás, cuando acabe con ella, no volverá a caminar. Me aseguraré de que…
Calvert nunca terminó la frase. Porque en el momento en que las palabras salieron de su boca, Jake lo agarró por el cuello.
Calvert apenas tuvo tiempo de girarse antes de que un puño se estrellara contra su cara. Un crujido repugnante llenó la habitación.
Calvert trastabilló hacia atrás con un grito ahogado, levantando las manos en un gesto de defensa aturdido. Se le cortó la respiración.
—¿Tú? ¿Por qué estás aquí?
Jake flexionó los dedos, con los nudillos ya magullados. Su expresión era indescifrable, su voz gélida.
—¿Por qué estoy aquí? —Inclinó la cabeza, mirando a Calvert como si no fuera más que una mota de polvo bajo su zapato.
—Ya lo descubrirás muy pronto. Cuando llegues al infierno.
Sin previo aviso, Jake volvió a golpear. Otro puñetazo brutal, y luego otro.
Calvert gritó de dolor, sus gritos rebotando en las paredes. Pero nadie vino. Nadie lo haría.
El pulso de Kallie se aceleró, el miedo se apoderó de ella, pero poco a poco fue recuperando la lucidez. Empezaba a atar cabos. Gracelyn debía de haber ordenado a los guardias que se marcharan para darle a Calvert la oportunidad perfecta.
Gracelyn estaba tan segura de su control, tan convencida de que Kallie, atrapada en una silla de ruedas, nunca podría defenderse. Pero no había tenido en cuenta dos cosas. Kallie podía moverse. Y la presencia inesperada de Jake.
Ahora, debido a la arrogancia de Gracelyn, Calvert yacía tendido en el suelo, destrozado, ensangrentado, apenas consciente. Ni siquiera tenía fuerzas para gritar. Sin embargo, a través del dolor, sus ojos hinchados brillaban con algo entre odio y puro terror mientras miraba a Jake. Jake, de pie sobre él como un ángel vengador.
Kallie se apresuró a acercarse, agarrando a Jake por el brazo, con urgencia en su voz.
—Ahora es nuestra oportunidad. No volverán en un rato, tenemos que irnos. —Sus ojos se posaron en Calvert y se burló—.
—Olvídalo.
Calvert se estremeció ante el desdén de su voz. Abrió la boca para escupir algún insulto, un último intento por salvar su orgullo, pero bajo el peso de la mirada asesina de Jake, se lo tragó.
Jake apenas le dirigió una mirada, con voz baja y firme.
—¿Qué hacemos con él?
Kallie frunció los labios con disgusto.
—Eso es fácil.
Calvert contuvo el aliento. El pánico se reflejó en su rostro magullado. Se abalanzó hacia delante y agarró desesperadamente la pierna de Kallie.
—Kallie, por favor… —Su voz era ronca, suplicante.
—Fui un idiota. Estaba ciego, fui imprudente. Merezco morir por lo que he hecho. Pero, por favor, lo juro, nunca volveré a tocarte. ¡Déjame vivir!
Los gritos de Calvert se volvieron más desesperados, y sus gemidos se convirtieron en sollozos lastimosos.