La exesposa muda del multimillonario - Capítulo 1277
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Capítulo 1277:
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Sin decir nada más, Jake se volvió para subir las escaleras, con pasos lentos pero decididos.
Sin embargo, a mitad de camino, una oleada de vértigo se apoderó de él. La habitación giró violentamente y, antes de que pudiera estabilizarse, todo se oscureció.
Su cuerpo se desplomó y el último pensamiento que pasó por su mente fue el de Kallie: su rostro, su voz y la inquietante pregunta de si estaba a salvo.
Cuando Jake volvió a abrir los ojos, el olor estéril del antiséptico le llenó la nariz. Era de noche y la tenue luz de una habitación de hospital le rodeaba.
Tenía una aguja intravenosa pegada a la mano y el suave zumbido de los equipos médicos se oía de fondo.
Sentada junto a Jake estaba Sophie, con la figura inmóvil y el rostro vuelto hacia otro lado. Sus ojos brillaban por las lágrimas no derramadas, pero su voz era firme cuando sintió que él se agitaba.
«Estás despierto».
Los labios de Jake se curvaron en una leve sonrisa al verla.
«Sophie». Por primera vez desde la desaparición de Kallie, sus ojos mostraron un destello de esperanza.
«¿Qué haces aquí?»
Sophie mantuvo la cara vuelta y el tono cortante.
«¿Qué esperabas? Eres mi padre. No podía mantenerme alejado».
Jake no se inmutó ante su tono frío. En cambio, su expresión se suavizó, con la culpa grabada profundamente en sus rasgos.
«Esto corre de mi cuenta», dijo en voz baja, con la mirada fija en el techo.
«Si no me hubiera caído, Kallie no me habría buscado y luego desaparecido». Su respiración se entrecortó mientras cerraba los ojos, el peso de su arrepentimiento se cernía sobre él como una montaña.
«Sophie, ¿estás resentida conmigo? No te culparía si así fuera. Si pudiera elegir… …me habría cambiado por Kallie en un santiamén».
La serenidad de Sophie se derrumbó. Las lágrimas se derramaron por sus mejillas mientras intentaba, sin conseguirlo, contener sus emociones.
Las palabras de Jake calaron hondo, haciéndose eco del miedo y la ira que se habían estado cociendo a fuego lento dentro de Sophie y sus hermanos por la desaparición de Kallie. La falta de cualquier señal de Kallie, a pesar de la búsqueda, había profundizado su resentimiento hacia Jake con el tiempo. El vínculo que Kallie compartía con sus hijos era profundo e irremplazable.
Calvin, en particular, había estado inconsolable. Se había negado a comer o beber durante días, la culpa le consumía. Se odiaba por haber defendido a Jake en presencia de Kallie. Si Jake y Kallie no hubieran decidido enfrentarse a sus problemas, no se habrían aventurado al borde del acantilado en primer lugar. Jake no se habría resbalado y Kallie no habría desaparecido intentando encontrarlo.
Pero lo que más atormentaba a Calvin no era la cadena de acontecimientos, sino él mismo.
Cuando se supo que Jake había regresado sano y salvo, ese resentimiento alcanzó su punto de ebullición.
Sophie, impulsada por la frustración y una desesperada necesidad de claridad, decidió enfrentarse a Jake. Tenía preguntas y exigía respuestas. Necesitaba saber qué había pasado en el acantilado. ¿Por qué había vuelto Jake y no había rastro de Kallie?
Sophie se volvió hacia Jake. Su mirada penetrante se clavó en él, rebosante de urgencia y de frágil esperanza. Jake vaciló, con el peso de sus expectativas presionándole. Finalmente, cerró los ojos, con la voz entrecortada por la emoción.
«Sophie, no lo sé. No vi a Kallie. Si lo hubiera hecho…» Se le quebró la voz.
«Si la hubiera encontrado, no habría vuelto sola. Créeme, Sophie, ahora mismo cambiaría mi vida por la suya. Quiero encontrarla tanto como tú. Lo necesito».
La luz de los ojos de Sophie se apagó, extinguida por sus palabras. Su mandíbula se tensó y se levantó bruscamente, con sus emociones luchando por el control. Abrió la boca como si fuera a hablar, pero se detuvo, tragándose su rabia.
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