La dulce venganza de la heredera millonaria - Capítulo 1781
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Capítulo 1781:
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Harlee fijó la mirada en Celine, pero mantuvo la distancia. Había pasado mucho tiempo desde que Celine desapareció tras la caída de la familia Cavendish.
«Ahora estoy aquí. ¿Cuándo liberarás a mi padre y a mi hijo?», preguntó Harlee, con expresión impenetrable.
«¿Qué prisa tienes? Ni siquiera te has arrodillado para pedirme perdón». La sonrisa de Celine era despreocupada, con un toque de malicia más profunda detrás.
—Déjame adivinar: ¿a cuántos agentes de Twilight has traído? ¿A cien? ¿A doscientos? ¿Ha venido todo Twilight a verme? ¡Me siento muy halagada!
Era evidente que Celine no solo había sobrevivido a su desaparición, sino que también había agudizado su lado despiadado.
—Dime, ¿qué quieres de mí a cambio de liberarlos? El tono de Harlee se volvió aún más frío.
«¿Y si te dijera que no tengo intención de liberarlos? ¿Qué harías entonces, Harlee?». Celine se rió, y su risa se volvió cada vez más desquiciada.
«Esa expresión… Harlee, ¿estás pensando en matarme? ¡Adelante! Tu hijo y tu padre se unirán a mí en el infierno, ¡así no estaré sola!».
Entonces, la actitud de Celine cambió repentinamente a una seriedad gélida.
—Tráeme el dinero. Arrodíllate y suplícamelo, y tal vez deje marchar a Lonnie.
¿Un cambio tan brusco en su comportamiento? Los ojos de Harlee se desviaron hacia la oreja de Celine, parcialmente oculta por su cabello. Alguien más tenía que estar involucrado. Pero ¿quién estaba realmente moviendo los hilos?
Harlee dijo lentamente: —Los veinte mil millones que has pedido no es una cantidad pequeña. Brenton todavía los está reuniendo.
Su objetivo era mantener distraída a Celine, cualquier cosa para ganar tiempo.
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Sin dañar a su padre ni a su hijo, mientras indagaba discretamente sobre el cerebro detrás de todo esto, Harlee mantuvo la compostura.
—¿Estás tratando de ganar tiempo? —Celine entrecerró los ojos mirando a Harlee. «Bien. Son tu padre y tu hijo los que están sufriendo, no yo».
Reprimiendo una sonrisa, Celine levantó ligeramente la mano. Un guardia armado se adelantó y proyectó las imágenes en directo de Lonnie y Félix en la pared de la fábrica abandonada.
—¿Y bien? Harlee, ¿todavía quieres ganar tiempo? —La sonrisa burlona de Celine se amplió al ver la furia encenderse en los ojos de Harlee, y luego estalló en una risa burlona.
—Necesito verlos yo misma —Las manos de Harlee, que antes descansaban tranquilamente a los lados, se cerraron en puños apretados. Luchó por contener la ira que hervía en su interior.
Celine se burló: —Harlee, ¿de verdad crees que estás en posición de negociar?
—¡Déjame verlos o no tendrás nada! —espetó Harlee, sabiendo que ceder solo complicaría aún más las cosas.
—¿Tan rápido pierdes los nervios? —rió Celine—. La maternidad te ha cambiado mucho.
Harlee no dijo nada y mantuvo la mirada fija en Celine con fría intensidad. Por encima de todo, necesitaba confirmar que su hijo y su padre estaban a salvo. Sin eso, no se arriesgaría a hacer ningún movimiento.
Celine tenía inicialmente la intención de prolongar la discusión, pero una orden repentina a través de su auricular le hizo cambiar de estrategia. Tragándose su irritación, cambió de táctica.
Se acercó a Harlee y, sin previo aviso, le dio una fuerte bofetada en la cara. Luego, le dio una fuerte patada en el estómago.
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