La dulce venganza de la heredera millonaria - Capítulo 1550
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Capítulo 1550:
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Después de decir: «Reuníos de nuevo en diez minutos. Romped filas», Harlee se dirigió directamente a su tienda, sin pensar más en las reacciones de los reclutas. Todos habían visto la actuación de Lionel el día anterior. Se había ganado el primer puesto sin lugar a dudas, así que no sintió la necesidad de explicar por qué.
Cuando Harlee se marchó, el patio se llenó de aplausos, con miradas de admiración y ambición hacia Lionel, cada persona decidida a superarlo la próxima vez.
Durante los diez días siguientes, Harlee revolucionó su práctica de tiro. Aunque conocidas por su destreza, estos reclutas seguían encontrando sus métodos poco ortodoxos en comparación con su entrenamiento militar habitual.
Harlee dividió a los cuarenta soldados en grupos para practicar, con diez manejando los blancos móviles mientras sus homólogos sostenían los blancos. Al final, incluso les hizo practicar con blancos móviles.
Esto significaba que los que sostenían los blancos tenían que realizar sus ejercicios mientras los llevaban, y los que disparaban tenían que completar sus tiros bajo una intensa presión.
Cuando los reclutas oyeron hablar de este método por primera vez, se resistieron, y algunos incluso se atrevieron a hablar de manera irrespetuosa, arriesgándose a ser expulsados. Sin embargo, cuando Harlee y Thiago lo demostraron ellos mismos, todos guardaron silencio.
Harlee ejecutó tiros impecables al doble del alcance previsto, mientras que Thiago maniobraba de forma impredecible.
La demostración calmó las objeciones de los reclutas, que se quedaron en silencio, reconociendo su necesidad de una práctica rigurosa.
Al principio, muchos de los que sostenían los blancos estaban tan aterrorizados que se orinaron encima, y los que disparaban también temblaban de miedo.
Sin embargo, a pesar de la presión, todos los reclutas consiguieron dar en el blanco.
Por eso Harlee se sentía lo suficientemente segura como para utilizar un método de entrenamiento tan exigente con este grupo de reclutas. Ella misma había seleccionado a estas personas, tras analizar cuidadosamente sus capacidades con gran detalle.
Medio mes había pasado volando como una ráfaga de viento.
Cuando los treinta y siete soldados apuntaron a sus objetivos, ya no tuvieron que adoptar la postura de tiro de los libros de texto. Sus movimientos fueron tan fluidos como un río: desenfundar, cargar, apuntar, disparar. Toda la secuencia se desarrolló con el tipo de precisión que solo puede nacer de una práctica implacable. ¿Y los resultados? Perfectos, sin excepción.
Incluso las tareas más sencillas, como recoger su equipo, se habían convertido en algo natural. Los reclutas ahora podían organizar su equipo mientras corrían a sus lugares designados, una hazaña que alguna vez había parecido imposible.
Era justo decir que se habían despojado de su vieja piel y habían emergido como algo completamente nuevo. Incluso el más débil de ellos ahora brillaría como una gema pulida de vuelta en sus unidades originales.
Hoy marcaba un momento crucial: el anuncio de la primera ronda de eliminaciones. Los reclutas se sentaron en el patio, su silencio tan denso como una nube de tormenta antes de estallar. Nadie quería ser el primero en irse.
En la esquina, Harlee se encaramó a un bloque de piedra, con los ojos bajos. A pesar de un mes de entrenamiento agotador, su rostro permanecía impasible ante la fatiga.
Jugueteaba con el teléfono, y su profunda mirada delataba una batalla interior: un tira y afloja entre sus obligaciones y la idea de volver a Baythorn para ver a Felix. Hacía más tiempo que no estaba con Felix desde el día en que nació. Aunque pasaban más de tres horas al día hablando por videollamada, la pena de echarle de menos no desaparecía. El patio parecía un vacío de sonido, su silencio opresivo hacía que cada respiración fuera pesada. Los rostros alrededor de Harlee tenían el mismo aspecto: renuencia ante la perspectiva de ser eliminados.
De repente, Rickey soltó una risita seca.
«Sabes, tal vez sea el intenso entrenamiento, pero este lugar empieza a parecerme un hogar», dijo, con la voz teñida de una extraña mezcla de humor y desesperación.
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Nota de Tac-K: Linda mañana queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (˵ •̀ ᴗ – ˵ ) ✧
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