La dulce venganza de la heredera millonaria - Capítulo 1484
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Capítulo 1484:
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«Cariño, te he echado mucho de menos…».
Mientras hablaba, sus piernas se enroscaron de forma natural alrededor de su cintura.
«Eres una pequeña descarada», murmuró Rhys, con la voz áspera por el deseo.
A pesar de la intensidad del momento, siguió siendo tierno en sus movimientos. Su gran mano se deslizó lentamente bajo su ropa, tomándose su tiempo, saboreando cada toque.
Al día siguiente, Rhys, Harlee, Patrick y Thiago subieron juntos al avión.
Cillian y Robbie se quedaron atrás, ocupándose de los asuntos de Casper.
Serena cogió un vuelo de vuelta a Nueva Orleans poco después de que despegaran, pues su misión en la base de la Sociedad de la Luna Oscura la reclamaba para más experimentos.
Mientras tanto, en el salón de la finca de la familia Sanderson, Lonnie y Nathaniel jugaban con Felix. Cuando oyeron ruidos en la puerta, pensaron que era uno de los hermanos de Harlee y no levantaron la vista, diciendo casualmente: «No nos molestes mientras jugamos con Felix».
Pero entonces entró Harlee, vestida con un relajado conjunto marrón. Era alta, elegante y llamativa, con un rostro hermoso que llamaba la atención.
Harlee se acercó a Lonnie y Nathaniel, y levantó a Felix de sus brazos sin esfuerzo. Su expresión era serena, con una sutil calidez en sus ojos mientras miraba a su hijo.
Al aterrizar, Harlee había sido objeto de un aluvión de quejas por parte de sus cinco hermanos. Estaban molestos porque Lonnie y Nathaniel acaparaban a Felix y no les dejaban tener su turno. Harlee, cansada de sus incesantes quejas, había accedido a hablar con Lonnie y Nathaniel al respecto.
Cuando se llevaron a Felix, Lonnie sintió instintivamente ganas de regañar, pero las palabras se le atragantaron cuando vio a Harlee. Por un momento, se quedó sin habla, sorprendido por su presencia. Se suponía que iba a estar fuera varios días, y no entendía por qué había regresado tan pronto.
Lonnie se levantó y se unió a Harlee en el sofá.
—Lee, ¿no dijiste que ibas a estar fuera por trabajo? ¿Va todo bien? Si hay algo que no va bien, ya sabes que siempre puedes hablar conmigo…
Aunque Lonnie estaba preocupado por Felix, su profundo amor por su hija seguía siendo lo más importante para él.
«Todo va bien», respondió Harlee, mirándolo a los ojos.
«He terminado mi trabajo antes de lo previsto».
Lonnie se quedó desconcertado. Su hija era más capaz que sus cinco problemáticos hijos, aunque casi lo había olvidado al centrarse recientemente en Felix.
«Bien hecho. Esa es mi chica. ¿Te quedas en casa o te vas a otro sitio?», preguntó Lonnie, con un toque de alegría en la voz.
—Voy a la mansión Remson —respondió Harlee con indiferencia. Hizo todo lo posible por parecer indiferente, preparándose para la conversación que tenía intención de tener con su padre y Nathaniel. Pero el afecto de su padre hacia ella era tan palpable que las quejas de sus hermanos quedaron relegadas a un segundo plano.
—Papá, Nathaniel, gracias por cuidar de Felix estos últimos días —dijo Harlee con sinceridad, ofreciendo una suave sonrisa.
Nathaniel, que había estado callado hasta entonces, se acercó alegre, arrullando a Felix: «Fel es un bebé tan bueno. No hace aspavientos con su bisabuelo, ¿verdad?».
Su voz era anormalmente aguda, un marcado contraste con su tono severo habitual.
Harlee se frotó la frente exasperada. No era de extrañar que sus hermanos se hubieran quejado. Ella misma apenas podía soportarlo… ¿Quién podría haber imaginado que el despiadado magnate de los negocios, Nathaniel, podría hablar en un tono tan dulce y juguetón con su bisnieto?
Rhys entró en la casa después de terminar su trabajo en el jardín, solo para encontrar a Harlee rodeada de Nathaniel y Lonnie adorando a Felix, que se reía entre los brazos de Harlee.
Rhys se coló y quitó suavemente a Felix de los brazos de Harlee.
—Lee, ¿no dijiste que ibas a ver a Tiffany?
Harlee se levantó sonriendo.
—Nathaniel, papá, me voy al plató a visitar a Tiffany.
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