La dulce venganza de la heredera millonaria - Capítulo 1130
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1130:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«Ah…». La asistente no estaba preparada y cayó al suelo, golpeándose la cabeza contra una silla de madera.
La asistente se acurrucó de dolor y gritó en agonía: «¡Sra. Juárez, por favor! ¡Lo siento mucho! Prometo que no volverá a suceder…
Pero las súplicas solo alimentaron la ira de Liliana.
Agarrando una pata de la silla, golpeó a la asistente repetidamente.
«¡Idiota inútil! ¿Por qué no me defendiste en el plató y dejaste claro que yo no tenía nada que ver con esto? ¿Estás tratando de hacer que me maten? ¡Inútil, patética, buena para nada!» Los golpes de Liliana se intensificaron, cada uno de ellos desahogando su frustración reprimida.
«¿Habías olvidado quién te dio este trabajo y quién pagó las facturas del hospital de tu madre? ¿Y así es como me lo pagas? ¿Acaso mereces estar a mi servicio? ¡Quizá debería acabar contigo!».
Dicho esto, Liliana agarró una silla más grande y se la lanzó a la temblorosa asistente.
La asistente yacía tendida en el suelo, con el rostro magullado hasta quedar irreconocible, el tobillo grotescamente torcido e hinchado por un violento golpe con una silla.
Su voz, ronca por el llanto interminable, aún transmitía sus súplicas mientras yacía frente a Liliana.
«¡Perdóneme, Sra. Juárez! ¡Es culpa mía por ser tan ciega, por fallarle! ¡No merezco nada menos que la muerte!».
En ese momento, una voz aguda y burlona resonó desde el piso superior.
«¡Liliana, ya basta! El Sr. Salazar llegará en cualquier momento.
¿Planeas dejar que sea testigo de esta parte de ti?
Liliana levantó la vista y vio a Valentina ayudando a Elvin a bajar las escaleras, ambas con expresiones amargas.
Enmascarando su irritación, Liliana forzó una sonrisa forzada.
—Papá, mamá, ¿qué os trae por aquí? ¿Os ha llamado el Sr. Salazar? ¿Cómo sabíais que venía?
Liliana despreciaba a Valentina y a Elvin, pero se tragó su desdén. Waylon valoraba los lazos familiares, así que no tuvo más remedio que fingir cortesía para mantenerlos cerca.
La fría mirada de Valentina atravesó a Liliana cuando pasó junto a ella sin decir palabra.
Después de todo, fue Valentina quien había orquestado la presentación de Liliana a Waylon, así que no sentía ninguna obligación de tratarla con amabilidad.
Liliana devolvió la mirada de Valentina con una intensidad inquebrantable. El vínculo que una vez compartieron como madre e hija había sido reemplazado por la amargura, convirtiéndolas en adversarias.
Al observar esto, Elvin suspiró profundamente.
Su frustración flotaba en el aire mientras se frotaba la pierna dañada e intentaba mediar.
—Ustedes dos son madre e hija.
¿De verdad queréis que los demás se rían de vuestra discordia? Deberíais trabajar juntas contra Harlee y los Sandersons, no pelearos entre vosotras».
Aplastada por la crueldad de Harlee, la voz de Elvin no tenía peso dentro de la familia y solo servía como un débil intento de mantener la paz entre Liliana y Valentina.
«¡Mientras deje de actuar con superioridad, puedo tolerarla!». A pesar de estar agotada por castigar a su asistente, el desafío de Liliana se reflejó en sus palabras.
Valentina lanzó otra mirada feroz a Liliana, pero se abstuvo de intensificar la discusión.
Por ahora, tenían un objetivo común. Si Waylon percibía su unidad fracturada, los secretos enterrados saldrían a la luz, poniendo todo en peligro.
.
.
.