Gemelos de la Traicion - Capítulo 44
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 44:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Dominic frunció el ceño, con expresión indescifrable. —No importa —dijo con firmeza—. Podemos recuperar la información de otra manera. Una pantalla rota no nos detendrá.
Asentí, pero el alivio duró poco. Justo cuando estábamos a punto de irnos, vi una figura familiar en el estacionamiento, caminando hacia nosotros con determinación y urgencia. Alexander.
El pánico se apoderó de mí y agarré a Dominic del brazo, empujándolo hacia la salida. «Tenemos que irnos. Ahora».
Él no hizo preguntas, solo apretó el volante mientras nos metíamos en el coche y el motor rugía al arrancar. Alexander se acercaba rápidamente, pero Dominic salió a toda velocidad del aparcamiento antes de que pudiera alcanzarnos. Mi corazón latía con fuerza mientras miraba hacia atrás y veía la figura de Alexander desaparecer detrás de nosotros.
Dominic me miró. «¿A casa?».
Negué con la cabeza, todavía recuperando el aliento. «No. No quiero que aparezca allí y monte un escándalo. Tenemos que ir a un lugar seguro, donde no se le ocurra buscarnos».
La tensión en su mandíbula se relajó y asintió con la cabeza en señal de comprensión. Nos dirigimos a la oficina, donde sabía que tendría la oportunidad de examinar el teléfono en paz, lejos de miradas indiscretas y de las implacables preguntas de Alexander.
Cuando entramos en el aparcamiento de la oficina, mis dedos temblaban ligeramente la expectación iba en aumento mientras entrábamos. No perdí tiempo, saqué rápidamente el teléfono de su funda y lo examiné detenidamente. Pero cuando le quité la tapa, sentí que se me encogía el corazón.
La tarjeta SD… había desaparecido.
El pánico se apoderó de mí y mi mente se llenó de mil preguntas.
ALEXANDER
Actualizaciones diarias desde ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c♡𝓂 con nuevas entregas
Qué tonto había sido. Todo este tiempo, cegado por mi propia arrogancia, por mi ira. Dominic no era el amante de Raina, era su hermano. Su hermano.
¿Por qué no me detuvo en el hospital cuando perdí el control y la agredí? ¿Por qué no me lo dijo entonces?
El recuerdo de aquel día resurgió, ahora más nítido, más doloroso. La cara de satisfacción de Vanessa cuando me entregó aquellas fotos de Raina en brazos de otro hombre. Ni siquiera había mirado bien la cara del hombre. Estaba demasiado consumido por la rabia, demasiado dispuesto a creer lo peor de ella.
Me senté en el frío suelo de la habitación del hospital de Liam, con la espalda apoyada en la pared, mirando al vacío. Liam yacía inmóvil en su cama, conectado a máquinas que lo mantenían con vida. La culpa me atenazaba, implacable y sofocante.
¿Qué había hecho?
Le había robado a mi hijo el amor de su madre. Se lo había quitado, convencido de que estaba haciendo lo correcto, de que lo estaba protegiendo. Creía que lo estaba salvando, pero en cambio, le había fallado de la peor manera imaginable.
No sé cuánto tiempo estuve allí sentada, perdida en mis pensamientos. Los recuerdos de Raina inundaron mi mente: su risa, el brillo de sus ojos cuando estaba feliz, la suavidad de su voz cuando susurraba mi nombre. Nuestros votos, pronunciados con tanto amor y esperanza, ahora parecían una burla.
¿Qué le había hecho?
Y, de repente, algo dentro de mí se rompió. No podía seguir viviendo así, sumido en la amargura y el arrepentimiento. Tenía que arreglar las cosas, enfrentarme a ella, contárselo todo. Que seguíamos casados.
Se me escapó una risa amarga. Nunca había llegado a presentar los papeles del divorcio. Algo siempre me había detenido, una débil esperanza o tal vez solo mi propia cobardía. Fuera lo que fuera, ahora le daba las gracias en silencio.
.
.
.