Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 980
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 980:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Una espesa incomodidad se apoderó del comedor. Rita se quedó de pie a un lado, tensa, apenas respirando.
No sabía exactamente qué había pasado entre William y Stella, pero cualquiera con ojos podía ver que algo no iba bien. Por seguridad, había dicho al resto del personal que les dejara espacio.
William no volvió a coger el tenedor. Se quedó allí sentado, mirándola. Su mirada no era de enfado, solo de confusión y dolor.
Era dolorosamente evidente. En algún momento entre la noche anterior y esa mañana, Stella lo había rechazado.
Su tono frío y distante. Ese «nada» repetitivo y sin emoción. Era como pequeñas astillas clavadas directamente en su pecho.
Él siguió observándola mientras ella comía en silencio, con la mirada perdida en todas partes excepto en él.
Sus dedos se curvaron alrededor del borde de la mesa, los nudillos palideciendo por un momento, pero al final no dijo ni una palabra. Simplemente se obligó a terminar lo que posiblemente fue el desayuno más sofocante de su vida.
El trayecto en coche hasta el instituto fue en silencio. Solo se oía el suave zumbido del motor. William abrió la boca varias veces, como si quisiera hablar, quizá para explicar algo o simplemente para preguntar por qué, pero la expresión de Stella le disuadió cada vez.
Cuando se detuvieron frente al instituto, ella salió sin decir nada. Con la espalda recta, la barbilla alta, sin siquiera mirarlo.
Igual que esa mañana, ni una sola vez se volvió a mirarlo.
En el asiento delantero, Luca casi podía sentir el frío en el aire. Miró a William por el espejo retrovisor y preguntó con cautela: «Entonces… ¿debo esperar aquí o volvemos al Grupo Briggs?».
William suspiró y se frotó la frente. «Al Grupo Briggs».
No podía sentarse en el mismo espacio que ella en ese momento. No cuando ella actuaba como si él fuera invisible.
Úʟᴛιмσѕ cαριᴛυʟσѕ єɴ ɴσνє𝓁a𝓈𝟜𝒇𝒶𝓃.𝒸o𝓂
El coche volvió a ponerse en marcha, en silencio salvo por el zumbido del motor. Tras una pausa, Luca volvió a hablar, vacilante. «Si no le importa que le pregunte, señor, ¿la señorita Russell está enfadada con usted?».
William no respondió. No tenía por qué hacerlo.
Luca lo tomó como un sí. —Quiero decir… si me permite… las mujeres no suelen ser tan difíciles de entender. Solo hay que saber qué se ha hecho mal y arreglarlo.
William soltó una risa sin humor. —Esa es la cuestión. No sé qué he hecho mal.
Eso pilló a Luca desprevenido. Parpadeó, sorprendido, esperando claramente que el jefe supiera al menos por qué estaba en problemas.
Sin nada más que decir, Luca se quedó callado. El resto del trayecto transcurrió en silencio.
De vuelta en el instituto de investigación, los pasillos familiares y las luces estériles le dieron a Stella una pequeña sensación de consuelo. ¿Pero las miradas que recibía? Agudas. Criticadoras. Como pequeños alfileres que le pinchaban la piel a cada paso.
.
.
.