Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 960
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Capítulo 960:
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A Stella se le cortó la respiración. ¿Cómo sabía esta persona algo que Amon no sabía? ¿No se suponía que Amon estaba a cargo de toda la operación?
La voz continuó, firme y segura. «Piénsalo. No te quedan otras opciones. Al final acabarás aceptándolo».
La línea se cortó y el débil zumbido del tono de llamada llenó el silencio. La mano de Stella permaneció pegada al teléfono, sin soltarlo.
Afuera, el viento susurraba contra las ventanas, un suave murmullo que solo aumentaba su creciente sensación de temor. Había pasado tanto tiempo buscando la verdad sobre lo que le había sucedido a su madre. Ahora, con una pista finalmente a su alcance, rechazarla podría significar perder su oportunidad para siempre. Pero aceptarla podría ser una apuesta peligrosa.
Stella respiró hondo, con los pensamientos acelerados. Tenía que actuar con inteligencia. Podía aceptar la reunión, dejar que revelaran sus cartas y luego hacer su jugada.
Una vez que supiera quiénes estaban involucrados y dónde se escondían las pruebas, tendría todo lo que necesitaba para acabar con todos de una vez.
Abrió sus mensajes y escribió un breve texto.
«Acepto. Pero nos reuniremos en persona. Mañana. Si no es en persona, no hay trato».
Su corazón latía un poco más rápido mientras lo enviaba, esperando una respuesta.
Unos minutos más tarde, su teléfono vibró con un nuevo mensaje. Un lugar de encuentro.
Stella exhaló lentamente, sintiendo cómo el peso que le oprimía el pecho se aliviaba ligeramente.
A la mañana siguiente, puntualmente, William llamó a la puerta del dormitorio de Stella. Cuando se abrió la puerta, sus ojos recorrieron inmediatamente el rostro de ella. «¿Una noche difícil? Parece que no has dormido».
Stella se apartó ligeramente, con voz suave. «Solo una pesadilla. No hay nada de qué preocuparse».
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Se suponía que hoy iban a salir a comer, algo que William había sugerido el día anterior para ayudarla a relajarse, y ella había aceptado.
Cuando se subieron al coche, William no arrancó el motor de inmediato. En cambio, se volvió hacia ella con expresión seria. «Stel, estás ocultando algo».
Confiaba en su instinto, y este le decía que algo no iba bien. Ella le había prometido que no habría más secretos. Ambos habían sufrido demasiado como para que ella le ocultara nada ahora.
El recuerdo de William recibiendo una bala por ella, y que apenas ahora se estaba recuperando, hizo que Stella esbozara una débil sonrisa, aunque no se apresuró a contarlo.
El rostro de William se volvió más serio. «Stella, acordamos no ocultarnos más cosas el uno al otro. Sea lo que sea, lo afrontaremos juntos. Especialmente si se trata de tu madre».
Stella apretó los labios, buscando una respuesta en su mente.
La voz de William se suavizó, tratando de convencerla. —Háblame. ¿Qué pasa?
Tras una pausa, Stella buscó un bolígrafo y papel en su bolso. Sin saber si sus palabras estaban siendo escuchadas, no se atrevió a hablar en voz alta. «Me han contactado. La organización. Dicen que si termino la investigación de mi madre, me dirán la verdad».
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