Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 898
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Capítulo 898:
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—Stella —dijo él con voz baja, llena de preocupación—. Ahora que la tapadera de Amon ha sido descubierta, la organización irá directamente a por ti. Tu apartamento ya no es seguro. Déjame llevarte a un lugar seguro.
A Stella se le encogió el pecho. No se equivocaba. Sentía constantemente el peso invisible de miradas ocultas sobre ella, como si el peligro acechara fuera de su campo de visión. Pero también sabía que no era la primera vez que William le ofrecía protección. Ya se había quedado en su casa una vez. ¿Acaso mudarse de nuevo resolvería algo?
Respiró hondo y negó con la cabeza. «Aunque me esconda, no durará mucho. Ya me tienen en el punto de mira. Huir no cambiará nada».
William abrió la boca para discutir, pero Stella insistió con firmeza.
«Me quedaré aquí. Si vienen a por mí, se delatarán».
Era la única forma de sacarlos de las sombras.
Y con la vigilancia actual, podrían localizar a la organización.
No podían seguir tanteando en la oscuridad para siempre.
No podía negar su lógica, pero la odiaba. La pondría en peligro.
Stella extendió la mano y la posó suavemente sobre la de él. «Ponme un localizador. Y cámaras también. Así, pase lo que pase, sabrás exactamente dónde estoy».
Su firme determinación no le dejó margen para oponerse. William asintió a regañadientes, aunque la tormenta en sus ojos no se disipó.
Más tarde, de vuelta en su apartamento, Stella se dejó caer sobre la cama y respiró profundamente varias veces.
Sabía que ya no quedaba mucho tiempo. La exposición de Amon había obligado a la organización a actuar: tendrían que moverse pronto. Estaba cerca de un gran avance; podía sentirlo.
Cerró los ojos, con la luz de la luna derramándose sobre su rostro. «Mamá, papá… me estáis cuidando, ¿verdad?», susurró.
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Pasaron un par de días. No ocurrió nada. No hubo amenazas. No había sombras acechando en su puerta.
La vida seguía como de costumbre, tan normal que casi hizo que Stella dudara de sí misma.
¿Había calculado mal? ¿Estaban esperando el momento oportuno?
¿O acaso Amon ya había planeado otra cosa?
Esa tarde, después del trabajo, Stella recibió una llamada de Lance invitándola a cenar.
Desde que había vuelto a conectar con los Carter, Stella sabía que momentos como este formarían parte de su vida.
Quizás intuyendo su reticencia, Lance le aseguró a Stella que Nina no se uniría a la cena.
Sin hacer más preguntas, Stella aceptó y se dirigió al aparcamiento después de terminar el trabajo.
Una vez que abrió la puerta y se acomodó en el asiento del conductor, un olor inusual se coló en sus sentidos.
Algo en él le trajo recuerdos, aunque no pudo identificarlo de inmediato.
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