Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 877
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Capítulo 877:
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Colgó antes de que Daniel pudiera decir otra palabra.
El coche quedó en silencio. Luca, mirando por el espejo retrovisor, podía sentir la ira que irradiaba William. Sabía que esto no terminaría tan fácilmente. Para William, Stella era intocable. La advertencia era solo el principio. No iba a terminar ahí.
William se recostó en su asiento y se frotó las sienes. El cansancio lo oprimía, pero debajo de él corría una corriente más aguda: el miedo.
Al recordar la reunión de ayer con la familia Carter, las piezas comenzaron a encajar. Por lo general, la familia Briggs se mantenía al margen de sus asuntos. Sin embargo, ayer insistieron en que se reuniera con los Carter.
Esa coincidencia no era casual. Nina debía de haberlo organizado, allanando el camino para su ataque contra Stella.
Al principio, había sospechado que era Alonzo quien había ordenado el ataque. Pero no, había sido Nina todo el tiempo.
Después de ordenar sus pensamientos, William sacó su teléfono. Quería llamar a Stella, solo para oír su voz. Pero era tarde y probablemente ella ya estaría acostada. Además, había estado agotada durante los últimos días, por no mencionar la dura prueba de ayer.
Dudó y luego se decidió por enviarle un mensaje. «Todo está bajo control. No te preocupes. Descansa un poco».
Unos instantes después, su pantalla se iluminó. «De acuerdo, gracias. Tú también deberías descansar pronto». La sencilla respuesta alivió la tensión que sentía en el pecho.
Casi podía imaginarla, con el teléfono en la mano y una tímida sonrisa en el rostro. Sin darse cuenta, sus labios esbozaron una leve sonrisa.
Desde el asiento del conductor, Luca lo vio por el espejo retrovisor. Lo sabía: William solo sonreía así por Stella. Para todos los demás, era frío y distante. La verdad era que William no había tenido necesidad de ocuparse personalmente de los dos matones. Pero como se trataba de Stella, había ido directamente allí después del trabajo.
Después, las cosas se calmaron para Stella. Los días transcurrieron con relativa tranquilidad. Incluso sus encontronazos con Nina en el instituto disminuyeron.
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Se rumoreaba que Nina había sido severamente reprimida y se había tomado varios días libres. En cuanto a Harlow, Stella no supo nada. No sabía dónde había ido ni qué había sido de ella.
El ambiente en el instituto de investigación nunca había sido mejor. Todo el mundo parecía estar en sintonía y el proyecto de Stella avanzaba sin problemas.
Desde que ella y William tuvieron aquella sincera conversación, algo entre ellos había cambiado. La cautelosa distancia y las constantes dudas que antes existían entre ellos se habían desvanecido. En su lugar había un entendimiento silencioso, tácito pero sólido.
Incluso cuando apenas se dirigían la palabra en el instituto, la gente que los rodeaba podía sentirlo: su relación se había suavizado y se había vuelto más natural. No se parecía en nada a la tensión de antes.
Sandra, que últimamente comía con Stella todos los días, también notó el cambio. Le daba una tranquila sensación de consuelo ver que Stella ya no evitaba a William. Y cuando Stella estaba de buen humor, Sandra no podía evitar sentirse feliz por ella.
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