Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 859
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Capítulo 859:
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Sus palabras hicieron reír a todo el equipo, pero también los inspiraron.
Para Stella y el equipo, ver a Sandra tan motivada era algo realmente inusual.
La mañana de la competición, Stella llegó al instituto de investigación antes de lo habitual para asegurarse de que todo estuviera listo y de que todas las copias de seguridad estuvieran en su sitio.
Pero cuando abrió el archivo de la presentación final, se le encogió el corazón al ver un error en la pantalla: «Archivo dañado».
Stella se quedó paralizada. Probó todo lo que se le ocurrió: comprobó la unidad de copia de seguridad, buscó en la nube, pero nada funcionó. No podía acceder a ninguna de las copias sincronizadas.
Todos sus datos importantes, notas de experimentos y vídeos se habían convertido en código ilegible, y algunos de ellos habían desaparecido por completo.
A menos de tres horas del concurso, Stella sintió una oleada de pánico.
A pesar de su experiencia, no sabía por dónde empezar.
Cuando Sandra y los demás llegaron, se dieron cuenta inmediatamente de la expresión pálida y sorprendida de Stella.
«Stella, ¿qué pasa? Te has levantado temprano, pero pareces… ausente. ¡Hoy es el gran día! ¡Vamos a ganar a Nina!».
La energía habitual de Sandra parecía rebotar en Stella como si fuera una pared. Elbert fue el primero en darse cuenta de su estado de ánimo inusual, por lo que le preguntó con cautela: «Sylvia, ¿va todo bien?».
Stella se obligó a mirar a su equipo, con la voz tensa. «Nuestros archivos de investigación… alguien ha borrado todo a propósito».
«¿Qué?».
Un grito ahogado recorrió al equipo. Meses de trabajo minucioso, perdidos.
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«¿Cómo… cómo es posible? ¡Ayer por la tarde, cuando lo comprobamos, estaba todo bien!».
«Los archivos estaban protegidos con contraseña; solo nosotros podíamos acceder a ellos. ¿Quién nos sabotearía?».
«¿Podría haber sido un hacker? O…», comenzó Sandra, y luego se quedó paralizada, cubriéndose la boca con la mano. Se dio cuenta de que había hablado demasiado alto.
La sala se quedó en silencio. La mente de Stella se aceleró, pero se obligó a mantener la calma. Sabía que no se trataba de un error. Alguien estaba intentando deliberadamente sacarlos de la competición.
Mientras Stella intentaba encontrar una forma de recuperar los archivos, sonó su teléfono. Era William.
«Stella, ¿estás lista? Estaré en el instituto en unos veinte minutos para recogerte», dijo William, con voz segura y alegre.
Había ido antes al Grupo Briggs para ocuparse de algunos asuntos urgentes, por lo que no había ido al laboratorio con Stella.
Stella exhaló lentamente, tratando de mantener la voz tranquila. «William, hay un problema. Alguien ha borrado todos mis archivos de la competición».
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