Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 764
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Capítulo 764:
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Ahora sentía que cualquiera tenía derecho a golpearlo.
«¿No te bastó con la paliza de William? ¿Tenías que terminar el trabajo tú misma hoy?», se burló.
Su estado de debilidad solo alimentó el disgusto de Stella. Su tono era gélido, cada sílaba cargada de desprecio. «Marc, no te hagas la víctima. ¡Todo esto es consecuencia de tus propios actos!».
Se adelantó y le clavó el dedo en el pecho, con ira aguda y deliberada. «Tramaste para destruirme. Empujaste a tu abuelo a ese quirófano. Y después de todo eso, ¿te atreves a echarme la culpa?».
Un bufido áspero se le escapó mientras sus ojos se endurecían con puro desprecio. —Si realmente no sale adelante esta vez, tú serás el principal culpable de su muerte. ¡Puedes olvidarte de vivir una vida tranquila por el resto de tus días!
La frase «culpable de su muerte» golpeó a Marc más fuerte que cualquier golpe que William le hubiera dado la noche anterior. Su tez se desvaneció y sus labios temblaron sin que pudiera controlarlo.
Marc quería responder, pero se le cerró la garganta, porque cada palabra que Stella le lanzaba era cierta.
Su imprudencia había allanado el camino hacia la ruina y, por mucho que lo intentara, no podía ocultarle la verdad a Truett.
Cuando levantó la vista hacia Stella, que se alzaba imponente ante él, comprendió la amarga verdad: nunca volvería a estar a su altura.
Una sonrisa vacía se dibujó en sus labios. —Entonces dime, ¿por qué estás aquí? Si te repugno tanto, ¿has venido solo para golpearme?
La mirada de Stella seguía siendo gélida mientras se alejaba con cautelosa compostura. —No olvidaré lo que hiciste, Marc. Pagarás por todo.
Respiró hondo para calmarse, reprimió su furia y habló con una frialdad desgarradora. —Estoy aquí por Truett, no por ti. No te confundas pensando que eres alguien que me preocupa.
Para ella, incluso verlo destrozado y miserable le parecía una pérdida de tiempo innecesaria.
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¿Cómo podía seguir tan ciego como para creer que había venido a regodearse en su caída?
Stella se negó a volver a mirar la expresión vacía de Marc. Caminó directamente hacia las puertas del quirófano e intentó ver el interior, pero no se veía nada. Al final, eligió un asiento frente a él, con solo un pasillo entre ellos.
Para Marc, ese estrecho espacio le parecía un abismo tan ancho que nunca podría cruzarlo en esta vida.
Stella permaneció inmóvil en la silla, esperando noticias de la operación de Truett.
Sentía una opresión en el pecho por la inquietud, pero aparentaba calma. Frente a ella, Marc, dolido por la bofetada que ella le había dado, permanecía inmóvil con la cabeza gacha como una figura esculpida.
Lejos, en la última planta del Briggs Group, los jefes de departamento se reunieron ante una pantalla de proyección gigante para presentar los últimos informes de proyectos.
A la cabecera de la mesa, William tamborileaba con los dedos inquieto sobre la superficie pulida. Sus ojos parecían seguir las figuras que se movían en la pantalla, pero sus pensamientos estaban en otra parte.
El recuerdo de Stella acurrucada en su dormitorio la noche anterior permanecía en su mente. Parecía tan frágil, y esa mañana, cuando se marchó, la calma de su rostro le había parecido dolorosamente forzada.
Aunque parecía serena, él sabía que el dolor que sentía en su interior no había desaparecido. Debido a la reunión del Grupo Briggs, se había perdido su visita matutina al instituto de investigación.
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