Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 709
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 709:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
El polvo bailaba en la luz. Las telarañas colgaban densas en las esquinas.
Los muebles rotos yacían esparcidos como huesos olvidados. Entonces, el haz de luz iluminó algo, o a alguien.
En un rincón oscuro de la cabaña, desplomado en una silla, había un hombre.
Stella y Sharon se quedaron paralizadas, con la respiración apenas audible.
Llevaba ropa de camuflaje, manchada de suciedad y sangre seca.
Un brazo le colgaba inútilmente a un lado; con el otro se agarraba las costillas, como si apenas pudiera mantenerse en pie.
Su rostro estaba oculto en la sombra, pero el lento y superficial subir y bajar de su pecho indicaba que aún respiraba.
—Está vivo —susurró Sharon, colocándose instintivamente delante de Stella, sin apartar los ojos del hombre sentado en la silla.
Entonces él se movió. Lentamente, con evidente dolor, levantó la cabeza.
Tenía los labios agrietados y ensangrentados, los ojos apagados, pero fijos en ellas dos. —¿Quién… está ahí? —graznó.
A pesar del dolor, sus ojos se posaron en Stella, confundidos, sorprendidos, desesperados.
Su garganta se movió mientras luchaba por mantener la mirada fija en ellas, con todos los músculos del cuerpo tensos.
Curiosamente, Stella no sentía miedo. Se sentía… atraída. Empezó a dar un paso adelante.
Sharon la agarró del brazo. —¡Stel, ¿qué estás haciendo?
Stella negó con la cabeza, con voz baja. —Está muy herido. No es una amenaza.
Sharon dudó, con los labios apretados en una delgada línea, pero finalmente la soltó.
Antes de que ninguna de las dos pudiera decir nada más, el hombre se desplomó en la silla, inconsciente. Una vez dentro, Stella pidió a Sharon que iluminara con la linterna su herida, que aún sangraba.
Últιмσѕ ¢нαρтєяѕ en ɴσνєℓαѕ𝟜ƒ𝒶𝓃.𝒸o𝑚
Stella se agachó a su lado y le apartó con delicadeza un mechón de pelo empapado de sangre de la frente.
En cuanto vio su rostro, algo extraño e inexplicable la impactó. Un destello de reconocimiento. Pero no podía recordar cuándo ni dónde había visto ese rostro.
Su mirada se posó en su costado. La herida era profunda, fea y seguía sangrando. Hizo un gesto de dolor, imaginando lo que debía estar pasando el hombre.
«Está en mal estado», murmuró. «Tenemos que llevarlo a un médico». Si no lo hacían, podría no sobrevivir.
Sharon miró a su alrededor, exasperada. «¿Y ahora qué? ¿Arrastrarlo montaña abajo?».
Tiró de la manga de Stella. «Stel, hemos venido aquí buscando pistas sobre tus padres adoptivos. Ni siquiera conocemos a este tipo. Dejémoslo aquí».
Sharon tenía razón. Un desconocido medio muerto y sangrando en medio del bosque era inquietante.
Stella entendía que Sharon estuviera preocupada por ella, pero no podía quitarse esa sensación de encima.
Que el hombre estuviera allí no era una casualidad del destino.
.
.
.