Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 693
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 693:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«No se preocupe, señorita Gilbert», dijo Rutherford. «No estoy aquí para interrogarla. No hay necesidad de dar explicaciones».
Rutherford se rió suavemente, aliviando la tensión que aún flotaba en el aire. Stella esbozó una sonrisa cortés, haciendo todo lo posible por parecer tranquila. No necesitaba un espejo para saber que su intento había fracasado.
Inclinándose un poco, Rutherford bajó la voz. « Ganarse a alguien es difícil, lo sé, Sra. Gilbert. Sinceramente, no esperaba que dijera que sí. Los amigos me vienen bien, si le apetece».
Stella siempre había pensado que alguien tan ocupado como Rutherford se retiraría con elegancia, esperando que él cortara por lo sano.
En cambio, no dio señales de rendirse. En todo caso, su persistencia parecía hacerse más fuerte, como si acabara de empezar a plantarse. Se le ocurrió una idea: tal vez quería desafiar a William. Por mucho tiempo que pasara, Rutherford seguía siendo un enigma. Sus decisiones nunca dejaban de sorprenderla.
«¿Quiere que la lleve a casa, Sra. Gilbert?».
Rutherford no sugirió ir a cenar después de su conversación. Tenía el sentido común suficiente para darse cuenta de que, si la presionaba más, ella se cerraría en banda.
Stella le dirigió un gesto de agradecimiento con la cabeza. —He venido en mi coche, así que no hace falta. El aparcamiento de la cafetería estaba a solo unos minutos a pie.
En otra ocasión, Rutherford habría dejado el tema, pero su mirada se posó en el vendaje blanco que envolvía la mano de Stella. Se lo señaló. —Tienes la mano y el brazo bastante magullados. ¿Seguro que puedes conducir?
Stella bajó la vista hacia su mano vendada y se sintió un poco avergonzada por haberse olvidado de su propia lesión.
—Me encargaré de tu coche y te lo llevaré a tu casa. Así no tendrás que preocuparte por desplazarte mañana.
Su tono despreocupado la pilló desprevenida. Lo miró y le preguntó: —¿Y tú cómo volverás a casa?
Capítulos nuevos en ɴσνєℓαѕ𝟜ƒαɴ.𝒸o𝗺
Rutherford se encogió de hombros y respondió: «Mi chófer puede venir a recogerme».
Stella tuvo que recordarse a sí misma que, para alguien como él, eso no era ningún problema.
El viaje de vuelta fue tranquilo, con Rutherford manejando su coche como si lo hubiera hecho innumerables veces antes. Entraron en el garaje subterráneo debajo de su edificio de apartamentos. Mientras entraban, los ojos de Stella se dirigieron rápidamente al lugar donde William solía aparcar. Curiosamente, estaba vacío.
Eso la hizo detenerse. Ya había pasado la hora a la que solía volver del trabajo, pero no aparecía por ninguna parte. Se dio cuenta de algo. No esperaba sentir ninguna preocupación por William, pero, aun así, eso la inquietó.
Rutherford aparcó y salió del coche, esperando a que ella lo acompañara. «Voy a llamar a mi chófer. ¿Le importaría si la acompaño arriba a tomar un café, Sra. Gilbert?».
Rutherford nunca había visitado el apartamento de Stella, pero, ya que ambos estaban allí, pensó que no perdía nada por preguntar.
Justo cuando Stella iba a responder, sonó su teléfono.
Stella miró a Rutherford con aire de disculpa y dijo en voz baja: «Lo siento, tengo que contestar».
Cuando contestó, la voz de Steven se escuchó al otro lado de la línea. —Sylvia, ¿guardaste bajo llave todos los contratos antiguos del Grupo Nebula?
—Están en la caja fuerte —respondió ella.
.
.
.