Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 631
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Capítulo 631:
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Stella entró.
Paul estaba sentado en su escritorio, frotándose las sienes como si le doliera la cabeza. En cuanto la vio, le indicó que se sentara en la silla frente a él. «Sylvia, ya estás aquí. Siéntate».
Ella se sentó y fue directa al grano. «Sr. Hoffman, no sé qué le ha dicho Nina, pero puedo asegurarle que nunca he plagiado el trabajo de nadie».
Paul soltó un largo suspiro. «Te creo. De verdad. Pero el material que ha traído Nina es muy detallado. Demasiado detallado. Las pruebas que ha presentado no pintan bien. Uno de tus proyectos anteriores tiene un 80 % de similitud con una propuesta extranjera. Es de hace cinco años. Nunca se llevó a cabo, solo era un concepto, pero aun así…».
Stella abrió ligeramente los ojos. No se esperaba algo así.
Respiró hondo y preguntó: «¿Puedo ver el documento que ha presentado Nina?».
Paul asintió y se lo entregó.
Mientras hojeaba las páginas, Stella vio el sello y la certificación de aspecto oficial. La propuesta databa efectivamente de hacía cinco años y era sorprendentemente similar a la suya.
Se quedó mirando el documento durante un momento antes de volver a mirar a Paul. —Señor Hoffman —dijo lentamente—, ¿ha verificado usted personalmente si este documento es auténtico?
Paul levantó la vista, sorprendido. —¿Está diciendo…?
No se le había ocurrido cuestionarlo. El sello parecía legítimo. ¿Quién falsificaría algo así? Pero si lo que Stella insinuaba era cierto… falsificar ese tipo de documento era un delito penal. Se podía ir a la cárcel. ¿De verdad Nina habría llegado tan lejos solo para incriminar a Stella?
No conseguía entenderlo.
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Bajó la voz, ahora cauteloso. —Sylvia… ¿hay algo entre Nina y tú? ¿Algún mal recuerdo?».
Stella soltó un pequeño suspiro cuando Paul le preguntó, sintiéndose un poco atrapada en la situación.
«Ella siente algo por William. Como yo soy la que más interactúa con él aquí, supongo que esa es razón suficiente para que me encuentre molesta», dijo con sinceridad, aunque su tono denotaba un poco de frustración.
Sus palabras sonaron más duras de lo que ella pretendía, y Paul se dio cuenta rápidamente de que era mejor no indagar más.
Volviendo al tema que les ocupaba, la miró de nuevo. «¿Tienes alguna idea de cómo lidiar con esta situación?».
Stella no tenía una respuesta clara. Había planeado comprobar si el sello y el documento eran auténticos, pero demostrar que Nina estaba tratando de tenderle una trampa no sería fácil.
«Encontraré la manera», dijo con calma. «Lo siento, señor Hoffman.
No era mi intención traer asuntos personales al laboratorio. Le prometí antes que nada de esto interferiría con los experimentos».
A Stella le costaba aceptar la idea de que Nina estuviera utilizando el tiempo y los recursos de la empresa para vengarse personalmente.
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