Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 429
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Capítulo 429:
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Llevaba suficiente tiempo en el mundo de los negocios como para detectar a un tipo como Shaun a un kilómetro de distancia. Siempre había un cálculo detrás de esas palabras tan suaves. Y, sin embargo… ella seguía defendiéndolo. Solo Stella se enamoraría de un tipo así.
Mientras tanto, la caída de Nixon estaba causando conmoción más allá del Grupo Smith. Haley también se vio envuelta en el lío.
Ella estaba a cargo de la sucursal de la empresa familiar en Choria. Y con la desaparición de Nixon, toda la cadena empresarial se derrumbó. Las pérdidas fueron duras y mermaron la influencia de su familia en Achury. Se convocó una reunión familiar, obligatoria.
Haley regresó a casa llena de temor, y el ambiente frío de la finca le revolvió el estómago.
Nadie la miraba, y mucho menos le hablaba.
No fue hasta la cena cuando se rompió el silencio. Ella pidió educadamente el pimentero. Nadie se movió. Nadie respondió.
Haley perdió la paciencia. «¿Nadie me ha oído? ¡He dicho que quiero pimienta negra!». Su madre, Beatrice, la miró con un destello de compasión, pero el hombre que presidía la mesa permaneció en silencio, con la mirada fría.
«No has logrado nada», dijo lentamente el padre de Haley, Alistair Smith, «¿y crees que puedes sentarte aquí exigiendo cosas?», espetó.
Entonces su tía, Vivian Smith, intervino desde el otro lado de la mesa con voz aguda. «No estamos tratando de ser duros, Haley, pero ¿te das cuenta de cuántos ingresos generaba esa cadena de negocios cada mes?».
Alistair miró a su hija con dureza. El roce de su cuchillo contra el plato resonó con fuerza en la silenciosa habitación.
«Te encargué una tarea: dirigir la sucursal de Choria. ¿Y ahora? Has conseguido arruinar toda una cadena de negocios». Su voz era como el acero. «Lo has estropeado todo».
A Haley se le llenaron los ojos de lágrimas mientras miraba a Alistair, mordiéndose el labio con fuerza para contener su frustración. —No es lo que parece, papá. ¡Hay toda una historia detrás de esto, y todo empezó por culpa de esa mujer, Stella Russell!
Alistair soltó un bufido frío y desdeñoso. —¿Sigues culpando a los demás?
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Haley abrió la boca para defenderse, pero Alistair la interrumpió bruscamente. —Ni siquiera has sido capaz de derrotar a una mujer como ella. Dime, ¿de qué le sirves a esta familia?
Ella se quedó en silencio. Por mucho que intentara negarlo, Stella la había superado en todo momento.
«¿No fuiste tú quien hizo que tu madre suplicara en tu nombre, solo para ayudar a un hombre sin valor? ¿Dónde está ahora? ¿Sigue por aquí?». Las palabras de Alistair hirieron profundamente su orgullo.
Después de que Stella casi la metiera en la cárcel, Marc había desaparecido: ni visitas, ni llamadas. Incluso la había bloqueado en todas partes. Y, sin embargo, allí estaba, apareciendo en las páginas de cotilleos de Choria, sonriendo junto a otra mujer como si nada hubiera pasado.
Ahora veía a Marc tal y como era en realidad: un lastre. ¿Pero Stella? Esa mujer la había humillado, y Haley no estaba dispuesta a perdonárselo.
—Por favor, papá. Dame una oportunidad más. Te juro que no te volveré a decepcionar. —Lo miró, con los ojos suplicantes, pidiendo otra oportunidad.
Antes de que Alistair pudiera responder, Vivian suspiró profundamente y habló. —Haley, ¿te das cuenta de lo que has hecho? Toda esa cadena de negocios era crucial para el futuro de nuestra familia. Y tú la has arruinado. Estamos perdiendo dinero por minutos, ¿y ahora quieres otra oportunidad? ¿Estás tratando de arruinarnos por completo?
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