Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 359
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Capítulo 359:
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«No he contestado tus llamadas estos últimos días porque estaba en una reunión a puerta cerrada», dijo William mientras conducía. «No se permitían los teléfonos. No he visto tus mensajes ni tus llamadas perdidas hasta hoy. En cuanto terminó la reunión, vine directamente aquí».
Sonaba tranquilo, pero sus palabras despertaron algo en Stella que solo la hizo sentir más conflictiva.
¿Por qué importaba dónde había ido? Ella podía manejar las cosas por sí misma. Siempre lo había hecho.
Y, sin embargo, si William no hubiera intervenido con esa prueba, el tío de Finnegan podría seguir libre. No podía negarlo: había confiado en él. Otra vez.
Y ese era el problema.
Estaba dependiendo demasiado de él. Dependiendo de él sin siquiera darse cuenta. Le golpeó como un chorro de agua fría: inconscientemente había empezado a ver a William como su red de seguridad. La repentina desaparición de William la había despertado. Le había hecho ver las cosas como realmente eran.
Tenía que recordar cuál era su lugar, quién era ella para él y quién era él para ella.
Tenía que dejar de cruzar líneas que no debían difuminarse.
Al encontrarse con su mirada, mantuvo un tono distante. —Sr. Briggs, no es necesario que me informe de su agenda. Solo somos compañeros de trabajo. Es perfectamente normal que tenga sus propias prioridades. Aun así… gracias por hoy.
William frunció el ceño ante su repentina actitud fría.
No había dicho nada malo, ¿verdad?
El coche se detuvo en el aparcamiento subterráneo. Antes de que él pudiera apagar el motor, Stella ya se había desabrochado el cinturón de seguridad y había abierto la puerta. —Adiós, señor Briggs. —No miró atrás mientras se alejaba.
Cuando William aparcó correctamente y la alcanzó, ella ya estaba en el ascensor. Las puertas se cerraron con un pitido justo cuando él llegaba.
Se quedó allí, mirando cómo subía el número de la planta, y luego soltó una risa cansada.
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Realmente no iba a esperar, ¿eh?
Había cruzado la ciudad a toda prisa por ella. Otra vez. Y aún así, lo mantenía a distancia.
A la mañana siguiente, se volvieron a anunciar los resultados del concurso. Los organizadores emitieron un comunicado oficial en el que admitían que se habían producido «descuidos» y suspendían al personal implicado.
Sandra y el resto del equipo estaban encantados. Sabían que Stella había desempeñado un papel fundamental para que se hiciera justicia.
Stella solo sonrió. Por una vez, no les corrigió ni mencionó a William. Decidió que algunas cosas era mejor no decirlas.
Pensó que ya era hora de empezar a distanciarse. De él. De todo. La vida en el instituto volvió a la normalidad. Stella se sumergió en sus proyectos, apartando de su mente cualquier pensamiento sobre William.
El viernes por la tarde, salió del laboratorio con la intención de ir a comer con Sharon, pero se encontró con Lainey en el pasillo.
—¿Has terminado tu experimento, Stella?
—Sí, ¿tú también? Qué casualidad.
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