Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 352
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 352:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
El subastador continuó: «Si el propietario no se encontrara en una situación financiera difícil, esta pieza nunca habría visto la luz del día. Es una preciada reliquia familiar, valiosa e irremplazable».
En cuanto terminó, se levantó una paleta entre el público. La puja provenía del segundo piso. Stella solo pudo distinguir una paleta con un número.
«Número trece, trescientos millones. ¿Hay alguna puja más alta?», preguntó el subastador.
La multitud murmuró incrédula: ¿trescientos millones? No era precisamente calderilla. Solo un puñado de personas podían permitirse jugar a ese nivel.
Desde su asiento en la parte de atrás, Stella chasqueó la lengua en silencio. ¿Quién pagaría tanto por una falsificación? ¿Tenían tanto dinero que no les importaba tirarlo a la basura?
Aunque estaba casi segura de que no era auténtico, sabía que este tipo de subastas contaban con importantes patrocinadores. No era tan tonta como para dejar escapar que tenía el original.
Si el comprador tenía dos dedos de frente, lo verificaría después.
En cualquier caso, eso no era asunto suyo.
Mientras tanto, el artículo fue llevado a la sala VIP del segundo piso.
William se sentó con el artículo en la mano y lo examinó con atención. El color, los patrones… todo se parecía inquietantemente a lo que recordaba.
Luca estaba a su lado, estupefacto. «¿Trescientos millones? No vale tanto. Se puede comprar una pieza como esta en una tienda de artesanía por medio millón como mucho».
William, sin embargo, no dijo ni una palabra. Se limitó a mantener la mirada fija en la pieza, con expresión impenetrable.
Años atrás, solo la había visto un instante. No era suficiente para saber si lo que había visto entonces y lo que tenía ahora eran lo mismo.
El subastador había dicho que la vendedora necesitaba el dinero. ¿Era por eso por lo que lo vendía ahora? ¿Había estado pasando apuros todo este tiempo?
La mirada de William se agudizó. —Localiza a la vendedora. Inmediatamente.
No te lo pierdas en ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.ç0𝓂 con sorpresas diarias
Cuando terminó la subasta, Stella y Sharon se dirigieron hacia la salida. Al llegar a la escalera, se cruzaron con William, que bajaba del segundo piso.
La expresión de William cambió en cuanto la vio.
Pero apartó la mirada con la misma rapidez, evitando por completo su mirada.
Stella se dio cuenta de que algo no iba bien. Parecía un niño pillado in fraganti.
No le costó mucho adivinar que había estado haciendo algo arriba que no quería que ella supiera. Aun así, en cierto modo, era mejor así.
Al menos no había inventado ninguna excusa ni había intentado engañarla. Probablemente era mejor que mantuviera las distancias.
Con Sharon caminando a su lado, Stella se abrió paso en silencio entre la multitud y pronto se perdió de la vista de William.
Sharon las había llevado en coche ese día y la dejó en su residencia.
.
.
.