Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 342
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Capítulo 342:
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La actitud de Jazlyn cambió de repente, su tono se suavizó como si hubiera pasado página. Extendió la mano y tomó la de Doreen con una sonrisa afectuosa. —Si alguna vez necesitas algo durante el embarazo, ven a buscarme. Lo más importante es que tú y el bebé estén bien y a salvo.
Los ojos de Doreen se iluminaron de alegría, y una cálida sensación de felicidad floreció silenciosamente en su pecho.
—¿De verdad? ¿De verdad quiere que tenga al bebé, señora Walsh?
Todo estaba saliendo mucho mejor de lo que Doreen había esperado. Recordó la presencia de Stella y miró a Jazlyn, intuyendo que ese cambio de opinión tenía algo que ver con las palabras de Stella.
Una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en los labios de Doreen. Stella probablemente no tenía ni idea de que, sin querer, le había allanado el camino.
—Un bebé es inocente. Como mujer, ¿cómo podría soportar pedirte que acabaras con una vida? —Jazlyn acarició suavemente la mano de Doreen.
A sus ojos, Doreen era una mujer educada y sensata, que solo necesitaba un poco de orientación. Con la guía adecuada, podría ser útil. Solo ese pensamiento hizo que el tono de Jazlyn hacia ella fuera mucho más amable.
—Llevas en tu vientre al hijo de Marc, así que es lógico que te unas a la familia. Los Walsh no te darán la espalda. Cuando nazca el bebé y tu salud se estabilice, le diré a Marc que organice una boda como es debido.
—Me honra que me considere parte de la familia Walsh, señora Walsh, pero no quiero complicarle las cosas a Marc —dijo Doreen con preocupación—. Él aún no sabe que estoy embarazada. Aquella noche fue inesperada y sé que no soy alguien que esté a su altura. Me preocupa que no se lo tome bien si se entera de que está organizando todo a sus espaldas.
Jazlyn conocía muy bien el temperamento de su hijo.
—No tienes que dar explicaciones —dijo con firmeza—. Entiendo la situación. Déjalo todo en mis manos y yo me encargaré de todo. Cuando llegue el momento, solo tienes que seguir mis instrucciones.
Doreen asintió sin dudarlo, con un tono dulce y sumiso. —Sí, señora Walsh. Haré lo que usted diga.
Stella y Sandra salieron del café con sus bebidas en la mano. Sandra dio un sorbo y frunció la nariz. —Sylvia, me alegro mucho de que por fin hayas escapado de ese infierno tóxico.
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Todos los que las conocían ya lo sabían: Sylvia era solo una forma que tenía Stella de pasar desapercibida.
Stella no discutió. En cambio, esbozó una leve sonrisa cómplice. Aquellos años con Marc le habían parecido una cruel maldición que le había robado toda su suerte. Pero en cuanto se liberó, todo en su vida volvió a florecer.
Dio un largo sorbo a su bebida, inclinó la cabeza hacia el cielo azul y sonrió. —Tienes razón. Dejarlo fue la mejor decisión que he tomado en mi vida.
Marc había sido una auténtica pesadilla. Se había arrastrado fuera de ese agujero y no iba a volver. No en esta vida.
Sandra sonrió. —Seguro que encontrarás a alguien diez veces mejor. Solo tienes que esperar.
Creía sinceramente que Stella encontraría a alguien más digno. Pero Stella negó con la cabeza. «¿Quién dice que necesito a alguien?».
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