Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 322
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Capítulo 322:
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William, por su parte, seguía dándole vueltas a la sarcástica sugerencia. En realidad, sí… si no podía impedir que ella comprara, podía averiguar qué casa quería y comprar la de enfrente. ¿Por qué no se le había ocurrido antes?
Inmediatamente sacó su teléfono y marcó el número de Luca. —Averigua qué propiedades ha estado mirando Stella. Si se decide por una, quiero saberlo en cuanto suceda.
Luca se quedó desconcertado, pero enseguida ató cabos. —¿La señorita Russell está buscando casa?
William no se molestó en responder a lo obvio. —Te dejo.
Durante los días siguientes, Stella tuvo que hacer malabarismos para prepararse para la próxima competición y sacar tiempo para visitar casas. No paraba de ir de un lado a otro.
El lunes, Paul la llamó a su oficina. «Sylvia, esta competición es en otra región. No todos pueden viajar, así que tendrás que elegir a dos personas para que te acompañen».
Stella había dado por sentado que Elbert se encargaría de eso, ya que era el jefe del equipo. Pero, al parecer, el director había dejado la decisión en sus manos.
De vuelta en el laboratorio, apartó a Elbert a un lado. —Paul me ha pedido que elija a tres personas para presentar nuestro proyecto y participar en la defensa. ¿Qué opinas?
Elbert lo pensó un momento y preguntó: «¿Qué tal si te llevo a ti y a Sandra?».
Su equipo ya tenía un miembro menos, y Jamir no se le daba muy bien hablar en público, así que lo pasaría mal durante la defensa. No era nada personal.
Stella asintió tras una breve pausa. «De acuerdo, iremos con ese equipo».
La noticia de su próximo viaje se extendió por el instituto como la pólvora y todos les animaban con entusiasmo. «¡Sylvia, tú puedes! ¡Te apoyamos!».
«¡Exacto! ¡Eres nuestra estrella más brillante!».
De pie, orgullosa entre sus compañeros, Stella declaró con confianza: «¡Me aseguraré de que ganemos y de que el instituto se sienta orgulloso!».
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Estaban listos para partir el miércoles. Pero el martes por la noche, William se presentó en casa de Stella para cenar, acompañado de Rita.
—Esta vez representas al instituto de investigación —le recordó con seriedad—. Cuídate mucho.
Stella ni siquiera levantó la vista del plato. —¿Qué, crees que me van a secuestrar o traficar o algo así?
William se detuvo a mitad de la bocanada, desconcertado. Lo decía con buena intención, pero de alguna manera ella siempre hacía que sonara como si él fuera autoritario.
«En fin», continuó, ignorando su sarcasmo, «Nebula podría estar expandiéndose a esa región. Ya que estarás allí, cuando termine la competición, intenta recopilar algunos datos del mercado. Si puedes, reúnete con algunos directores de empresas y explora cualquier posibilidad de colaboración».
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