Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 310
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Capítulo 310:
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Doreen negó con la cabeza, con un tono de seriedad en la voz. «No solo intento animarte. Lo digo en serio».
Él la miró y captó la sinceridad en sus ojos.
Doreen era realmente diferente a todos los demás: inocente y sin malicia, ajena a los juegos que todos parecían jugar. Stella también había sido así alguna vez. ¿Por qué había cambiado tanto?
Si al menos se pareciera un poco a Doreen, quizá las cosas habrían sido diferentes. Marc carraspeó, apartando ese pensamiento de su mente. —Apenas has comido nada. ¿Por qué no buscamos otro sitio y comemos algo de verdad?
Los ojos de Doreen se iluminaron con auténtico deleite. Se llevó una mano al estómago y asintió tímidamente.
Perfecto, pensó. Se acercaba el momento de la ovulación. Solo unos días más y su plan por fin comenzaría a desarrollarse.
Dentro del restaurante, Shaun se marchó poco después que Marc. Era lo suficientemente inteligente como para no interrumpir la cena de Stella. Antes de irse, le hizo un rápido gesto con la mano y le indicó que se mantuvieran en contacto. Stella apartó la mirada, sin responder, mientras Shaun le lanzaba una mirada deliberada a William.
Una vez que pasó el breve intercambio, Sandra dio una palmada y animó a todos a seguir comiendo. El ambiente se calmó rápidamente. Nadie mencionó la escena anterior. No hubo chismes ni preguntas, solo un entendimiento silencioso. Stella se sintió aliviada.
Después de la cena, el grupo se separó. Sandra y los demás se fueron a casa, dejando solo a Stella y William de regreso al dormitorio del instituto de investigación. No era muy lejos, y Stella decidió ir a pie para digerir la pesada comida. William caminaba a su lado a un ritmo tranquilo.
—William —dijo ella tras una pausa—, siempre he tenido curiosidad. El Grupo Briggs es enorme, no necesitas pasar tus días dirigiendo un laboratorio o trabajando en experimentos. ¿Por qué te dedicas tanto a este campo? —Pensaba que tenía que haber algo detrás. Una razón por la que había renunciado a la carrera corporativa.
William la miró. —¿Y tú? ¿Por qué te apasiona tanto la investigación?
Stella no dudó. —Siempre se me ha dado bien. Desde pequeña me gustaba resolver problemas. Después de ganar ese premio universitario de patentes, supe que eso era lo mío. Siento que estoy haciendo algo significativo».
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No todo el mundo está hecho para el trabajo científico. Pero ella creía que sí, así que tenía que seguir adelante.
Luego le devolvió la pregunta. «¿Y tú?».
William se quedó callado un momento. «Al principio, simplemente no quería seguir las órdenes de mi abuelo. No quería hacerme cargo de la empresa». Hizo una pausa. «Más tarde, descubrí que el trabajo era interesante. Así que seguí adelante». Ella tenía razón. ¿Por qué desperdiciar el talento?
Stella lo miró sorprendida. Esperaba algo más dramático. Soltó una risita. «Pensaba que dirías que tu sueño de toda la vida era salvar el mundo».
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